En los últimos dos meses, el área de UCI del Hospital Vicente Corral Moscoso ha estado al límite. Foto: cortesía zonal 6 del MSP.
Desde hace tres meses, Cuenca enfrenta el desafío de reactivar su economía y pasar al distanciamiento social. Sin embargo, la recuperación productiva ha sido lenta y el nivel de contagio es acelerado.
Como proyecto piloto nacional, Cuenca retomó el 14 de mayo la reactivación de 137 empresas afiliadas a la Cámara de Industrias, Producción y Empleo. Las firmas asociadas a los gremios de comercio, construcción y pequeña industria hicieron lo mismo.
11 días después, la ciudad pasó al semáforo amarillo y desde entonces se inició un crecimiento sostenido en el número de contagios. Las autoridades identificaron los festejos por el Día de la Madre como el detonante principal.
El 25 de mayo, el cantón registraba 681 casos y hasta el pasado 29 de agosto acumuló 4 445, con un promedio de 38 casos diarios confirmados por el Ministerio de Salud (MSP).
Antes, el ritmo de crecimiento era menor: entre el 14 de marzo y el 25 de mayo se registró un promedio de 10 casos al día. El número de fallecidos también aumentó: desde marzo hasta el 26 de agosto hubo 1 883 muertes por todas las causas, 546 más respecto al mismo período del 2019, que pudieran atribuirse al coronavirus.
La reanudación de operaciones no ha significado una recuperación económica, sino una reducción de las pérdidas, explica el presidente de los industriales cuencanos, Andrés Robalino. Entre abril y mayo, cuando se paralizaron las actividades, el sector industrial tuvo pérdidas diarias por USD 8,3 millones, en promedio. Ahora -dice- pierden USD 4 millones al día.
Las empresas de la construcción, la manufactura y el comercio, las principales actividades económicas, venden ahora solo 50% de lo que comercializaban antes de la pandemia. El sector turístico ha sido el más afectado. Solo 75 de 235 hoteles han abierto puertas, indica la Asociación Hotelera del Azuay.
Entre enero y junio, las actividades productivas generaron ventas por USD 1 667,8 millones, 37% menos que en el mismo período del 2019. La reactivación no solo es encender máquinas o abrir un hotel o un almacén, debe existir consumo, añade Robalino.
El retorno a las fábricas, añade, no ha generado contagios masivos, porque en el Parque Industrial funciona un laboratorio de toma de muestras. “La propagación del virus ocurre más bien por la informalidad, las reuniones familiares, las fiestas y las aglomeraciones”.
El infectólogo Marco Molina agrega que el mayor problema en la ciudad es la falta de compromiso de los jóvenes, para acatar medidas de bioseguridad y distanciamiento social.
Junio, julio y agosto han sido los meses más críticos por el colapso del sistema sanitario. Hasta fines de julio, Salud no tenía un sistema de testeo para detectar y prevenir contagios.
El Regional Vicente Corral Moscoso y el José Carrasco del (IESS) ampliaron a 200 camas de hospitalización y 70 de UCI. Pese a ello, siguen con una ocupación del 100% y los pacientes son derivados a clínicas privadas y hospitales de otros cantones de Azuay, Azogues y también a Guayaquil.
Según el coordinador Zonal 6 del Ministerio de Salud, Julio Molina, el 22% de positivos, que debían aislarse, salieron de sus hogares a trabajar, a centros comerciales, mercados y a quintas vacacionales.
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