El cielo estaba despejado y con sol radiante. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
Desde balcones y patios de sus viviendas, habitantes de Cuenca ondearon banderines blancos, aplaudieron o se arrodillaron para rezar, mientras el helicóptero del Ejército Ecuatoriano sobrevolaba buena parte de la capital azuaya.
En medio del confinamiento motivado por la pandemia del covid-19, este 10 de abril del 2020, los cuencanos recordaron el Viernes Santo.
La aeronave salió a las 13:10 desde el aeropuerto Mariscal La Mar de Cuenca.
El cielo estaba despejado y con sol radiante. Aparte del piloto, en la nave viajaron el coronel Pablo Tello, de la Tercera División de Ejército Tarqui y monseñor Marcos Pérez, arzobispo de Cuenca.
El clérigo llevaba en sus manos la Santa Cruz de madera y Tello la imagen de la Inmaculada Concepción, matrona de Cuenca.
El Viernes Santo la ritualidad está alrededor de la Santa Cruz, símbolo de la muerte y del amor extremo de Cristo para rescatar a la humanidad. La cruz que llevó Monseñor tiene historia y es uno de los símbolos más importantes en esta celebración.
Mide 50 centímetros de alto, tiene pintado el rostro de Jesús y en la parte baja un relicario del Lignum Crucis, que son pedazos de madera que fueron sacados de la verdadera cruz en la que Cristo murió, de ese leño santo que según los católicos sirvió para redimir a la humanidad.
La Santa Cruz data de los años de la Fundación de Cuenca y permanece guardada en el Museo de la Catedral de la Inmaculada Concepción. De allí se saca únicamente el Viernes Santo, para el Vía Crucis y escenificar los pasajes de las 14 estaciones.
El Viernes Santo la ritualidad está alrededor de la Santa Cruz, símbolo de la muerte y del amor extremo de Cristo para rescatar a la humanidad. Foto: Cortesía
Pero en esta ocasión, el sobrevuelo lo hicieron con esta imagen porque los cuencanos y la ciudad están viviendo tiempos difíciles de dolor y angustia por los contagios de coronavirus. “La sacamos para que bendiga a su pueblo y se contagien de esperanza”, dijo Pérez.
Para Monseñor, fue un acto muy sentido y lleno de fe. Desde arriba él rezaba y daba la bendición, mientras que abajo los grupos de oración acompañaban con los misterios dolorosos del Vía Crucis, que eran transmitidos por Radio Católica.
El recorrido de 90 minutos incluyó el sobrevuelo por la periferia, los dos hospitales del Ministerio de Salud Pública más grandes de la ciudad que acogen a los enfermos de covid-19, cuarteles, el Centro Histórico y varias parroquias rurales como Baños, Sayausí, Turi y Llacao.
“Desde lo alto se vio a una ciudad solitaria, pero estuve muy emocionado al ver a las familias desde los balcones, terrazas y patios saludando a Jesús y a la Virgen María, rezando, cantando y recibiendo la bendición”, dijo Monseñor.
“La presencia de la Santa Cruz y su bendición nos anima a buscar el arrepentimiento sincero del corazón”, dijo la cuencana Yolanda Dávila, quien observó el paso del helicóptero desde el balcón de un departamento que arrienda en el centro de la ciudad.
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