Cuatro provincias registran mejor desempeño escolar
Redacción Sociedad
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El 81,96% de los estudiantes de tercero de bachillerato del país, evaluados el año pasado, quienes ya se graduaron, sacaron regular e insuficiente en matemática.
En lenguaje, el 67,56% de alumnos de cuarto año de Educación General Básica (EGB) obtuvo entre regular e insuficiente.
A escala nacional, los mejores promedios en ambas materias, están en la Sierra, en Pichincha, Tungurahua, Carchi y Azuay.
Son los resultados de las pruebas del Sistema Nacional de Evaluación y Rendición Social de Cuentas (SER), anunciados ayer por el Ministerio de Educación.
No se presentaron resultados con puntajes sobre 20. Se los calificó con excelente, muy bueno, bueno, regular e insuficiente.
Verónica Benavides, subsecretaria de Planificación, explicó que se distribuyó las puntuaciones en una Campana de Gauss, centrada en el promedio de 500 puntos, es la media, y sobre o bajo ella se colocan los estudiantes mejor o peor ubicados.
El ministro de Educación, Raúl Vallejo, señaló que en toda aula de clase existe un mínimo porcentaje de alumnos colocado en los dos extremos, excelente o insuficiente, es decir que son genios o los llamados vagos. Lo que interesa es conocer cuánto obtiene la media. Esta permite hablar de una educación de calidad, dijo.
Vallejo apuntó: “Vemos que a medida que el niño crece y se transforma en joven tiene menos resultados buenos en matemáticas”. Y recordó la inversión realizada en textos, infraestructura...
“Un diagnóstico no resuelve nada, a través de la historia es lo que menos ha faltado en el país”.
Lo señala Álex Castro, presidente de la Asociación Nacional de Directores de escuelas y jardines. En Pichincha son 400 instituciones. Para evitar más desprestigio de la educación del país, pidió que se empiece a aplicar “recetas de recuperación”.
Y solicita que se analicen los factores asociados al aprendizaje. En la Escuela Jorge Mantilla, que dirige, hay 970 alumnos. El 47% proviene de hogares disfuncionales (padres divorciados, emigrantes, etc.). 14 de los 28 profesores trabajan a contrato.
Benavides indica que 4 700 planteles que sacaron las más bajas calificaciones serán parte de un proceso de seguimiento y apoyo, un acompañamiento remedial. A través del Sistema de Desarrollo Profesional se ofrecerán cursos de capacitación.
No precisa cuándo empezarán a trabajar, pero adelantó que participarán los profesores que saquen las mejores notas en las evaluaciones. Además dijo que en enero, a cada centro se le entregarán los resultados de las pruebas de modo particular. En la tercera semana de 2010 se anunciarán los resultados de las pruebas docentes. Y en esta semana se evaluará a los directivos.
¿Cómo deben usarse los resultados en las escuelas, para mejorar la educación en las aulas?
Daniela Araujo, de Educiudadanía, cree que el Ministerio debe ir más lejos. No solo entregar los resultados de las pruebas, con desviaciones estándares y comparación del desempeño de los planteles por cantón, provincia y régimen. A cada directivo le deben indicar las competencias que sus estudiantes no han desarrollado. “Sabemos que hay problemas en matemática en tercero de bachillerato, pero no si es en temas de estadísticas, porcentajes, sumas, restas simples...”, subraya.
También aclarar cuáles son las competencias que deben desarrollar, para saber cuál es la meta respecto a lo que los niños tienen que llegar y revisar los avances.
Juan Samaniego, director metropolitano de Educación de Quito, considera que la evaluación y los resultados permiten a cada plantel contar con una radiografía de su situación académica.
Pero sostiene que el Ministerio tendría que ayudarles a realizar una lectura correcta y apoyarlos para enfrentar esas limitaciones.
Consultado sobre las ventajas de instaurar centros de recuperación pedagógica, como el Emilio Uzcátegui, en la capital, para los chicos con bajas calificaciones, comenta: “En general el sistema educativo requiere tener mecanismos permanentes de acompañamiento pedagógico. En algunos casos, la medida es más urgente. El docente requiere ser acompañado, no vigilado”.
Según Samaniego, el centro de recuperación es un dispositivo, que a través del apoyo escolar a los chicos con dificultades, evita la deserción. “El país debe desarrollar dispositivos articulados a las instituciones. No se trata de crear apoyo educativo sino de que cada institución genere actividades”.
La pedagoga y maestra de la Universidad Católica, Rosario Terán, sugiere formar redes de aprendizaje de docentes.
“Hay que poner énfasis en la capacitación docente, ya que eso está directamente relacionado con el desempeño del alumno”.
Francisco Rojas, vicepresidente nacional de la Unión Nacional de Educadores (UNE), mantiene las críticas a la forma en que se elaboraron las pruebas. Insiste en que no reflejan la realidad ecuatoriana. Y añade: “En las Pruebas Aprendo de 1996 igual sacamos insuficiente y regular, debe haber una capacitación permanente de al menos un año para todos”.
Las diferencias
En junio y noviembre del año pasado, 803 065 estudiantes de cuarto, séptimo y décimo de básica, y tercero de Bachillerato, de todos los planteles del país, rindieron pruebas de matemática y lenguaje. A un grupo de alumnos de séptimo y décimo se les tomó de estudios sociales y ciencias naturales.
Desde 1996 hasta 2007 se han aplicado, en cuatro ocasiones, la pruebas Aprendo a los estudiantes de tercero, séptimo y décimo de básica en Matemática y Lenguaje. Estos exámenes se aplicaron de manera muestral. Las SER son censales una vez cada tres años, cada año son muestrales.
La diferencia promedio entre los resultados de Pichincha y Esmeraldas es de 84,5 puntos. La diferencia promedio de Pichincha con Guayas, que son las de mayor población estudiantil en Sierra y Costa, es de 41 puntos.
Para Verónica Benavides, subsecretaria de Planificación, hay una respuesta histórica a esa diferencia. En la Sierra se fundaron colegios normales e institutos pedagógicos desde 1924, en la Costa en 1940.