Redacción Sociedad
Uno tras otro, los médicos y enfermeras ingresan a los quirófanos del hospital Enrique Garcés, en el sur de Quito. Afuera, Beatriz Minta busca saber de su hijo Hugo Simba. A él le operaron a las 10:00 del viernes 4, luego de esperar dos semanas.
A finales de agosto, este quiteño de 28 años se rompió el codo luego de una caída brusca en el barrio San Luis de Miravalle, en donde vive. De inmediato fue internado, pero cinco días después los médicos le dieron el alta, porque no tenía USD 300 para comprar la placa Y para húmero (hueso más largo del esqueleto superior) y así recuperar el codo.
En este hospital público, con capacidad para 300 camas, se siente la falta de insumos médicos desde hace un mes. Juan Pasquel, vicepresidente del Colegio Médico de Pichincha y tratante del servicio de anestesiología, reconoce que los pacientes compran desde antibióticos hasta productos para revertir la respiración luego de la anestesia. “Estamos desprovistos, la gratuidad de la que habla el Gobierno es solamente un mito…”.
El problema en los quirófanos también se siente en los hospitales estatales Eugenio Espejo, Pablo Arturo Suárez y Baca Ortiz. En este último, los problemas más fuertes están en Urología y Traumatología. Julio C. dice que desde hace ocho meses quiere que operen a su hijo, porque nació con seis dedos en el pie derecho, pero hasta ahora no lo consigue.
Desde Manabí viaja ocho horas en bus al menos dos veces cada mes. Pero la respuesta que recibe siempre es la misma: todavía no hay cupos. “Cuando no tengo plata para venir (a Quito), solo llamo por teléfono y tampoco me dicen nada”, cuenta este padre que se dedica a la agricultura. “Los doctores indican que mi hijo no tiene prioridad, pero le duele el pie y no puede pararse…”.
El director del hospital, Milton Jijón, confiesa que hay niños que esperan hasta un año para entrar a quirófano. Y que el represamiento es porque no se renovaron los contratos del 50% de profesionales que llegaron con la emergencia sanitaria. “No hay Genética en la tarde, no hay Neurocirugía, no hay Psiquiatría… Las 40 especialidades están saturadas…”.
Esto ocurre, pese a que en enero de 2007, cuando Caroline Chang se posesionó como ministra de Salud, anunció que se crearán 4 500 plazas definitivas para médicos, enfermeras, auxiliares… Tras dos años y ocho meses del ofrecimiento, este Diario solicitó una entrevista con la Secretaria de Estado, pero no respondió pese al envío de un pliego de preguntas que sus asesores pidieron.
Para completar USD 300, la madre de Simba, Beatriz Minta, recurrió a préstamos entre sus familiares. Hasta el 2 de septiembre consiguió USD 250 y tampoco pudo operarse, porque Trabajo Social del Enrique Garcés exigió todo el valor de la prótesis.
La trabajadora social, Gloria Lascano, reconoce aquello. “Eso tienen que comprar los pacientes, porque es un material que lo necesitan y el hospital no da”.
El director del Enrique Garcés, Marco Ochoa, aclara que este puede ser un caso diferente, “porque siempre se ayuda a las personas que necesitan”.
Margarita Rubio también compró nueve sueros para que los médicos operen de la vesícula a su madre. “Además me pidieron un examen de sangre que costó USD 9. Lo que no hay, siempre nos mandan a farmacias de afuera…”.
A Carlota V. tampoco le socorrieron. Tres meses intentó que los médicos del Eugenio Espejo le operen de la vesícula, pero no logró. “Mejor vengo a sacar los exámenes que aquí me pidieron y voy a Ibarra a que me ayuden”.
Aquí las operaciones se restringieron cuando en mayo se comenzó a reparar la infraestructura de 10 salas. Para suplir, el director, Alex Camacho, dispuso que se trabaje con dos quirófanos adicionales de Emergencias, dos del hospital del día, uno de Otorrinolaringología y uno de la unidad de quemados. “La gente no quiere esperar dos o tres días, pero funcionamos 12 horas con unos quirófanos y 24 horas con dos más. En 60 días más se abrirá todo…”.
En el Eugenio Espejo también hay más pacientes de Traumatología a la espera de un cupo en quirófanos y la idea es que las operaciones se evacúen con los nuevos quirófanos inteligentes que se instalan en el momento.