El Hospital Andrade Marín cuenta con una farmacia para el despacho de medicinas. Foto: Cortesía Hospital Carlos Andrade Marín
No es un registro con fórmulas para combatir todas las enfermedades, incluso las raras. Ni un catálogo para la compra de fármacos. El Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos (CNMB) es un instrumento que contiene medicinas esenciales para atender las necesidades de salud de la mayoría de la población.
Desde 1986, el listado se ha actualizado cada tres y hasta seis años. El análisis del último se extendió de ese período, algo parecido ocurrió en la cuarta revisión (van 10). En la más reciente, las autoridades de Salud hablaron de las dificultades para incluir nuevos fármacos que tratan enfermedades poco prevalentes (no comunes), por su costo y la falta de evidencia científica.
El pasado jueves se anunció oficialmente la décima actualización del listado. Cuenta con 454 principios activos (materia prima para elaborar un fármaco), presentados en 641 formas farmacéuticas, como pastillas, gotas o jarabes.
De estos, 64 son nuevas inclusiones y sirven para tratamientos de cáncer, diabetes, infartos cerebrales y cardíacos, colitis ulcerativa, VIH, etc.
En la selección se toma en cuenta el perfil epidemiológico del país; es decir, las patologías predominantes. En su totalidad esto no se cumplió, dice Enrique Terán, experto en farmacología y catedrático de la U. San Francisco de Quito.
Una muestra de ello -indica- es la anexión de ciertos medicamentos contra el cáncer. “Sin querer desmerecer su complejidad; no es una enfermedad prevalente en el país. No debieran estar en la lista”.
Para cumplir con la dotación de estos fármacos -opina Terán- hay instrumentos en el Acuerdo Ministerial 158A del 2018. En él se explica que si lo prescrito no está en el listado y es una emergencia, la compra debe ser inmediata. Si no lo es, debe pasar por una evaluación que implica confirmar si es o no adecuado para el paciente.
Una visión similar tiene Daniel Simancas. Coordina el Centro de Investigaciones Cochrane, es docente de la Universidad UTE e integró la comisión ‘ad hoc’ que analizó solicitudes de inclusión (más de 240). Uno de los elementos positivos del nuevo cuadro -dice- es que se incluyeron fármacos esenciales para diabetes, VIH y hepatitis C. “Salvan la vida de las personas y deben estar presentes en cualquier sistema”.
Otros medicamentos añadidos fueron antibióticos para combatir infecciones en recién nacidos. “Muy necesarios”.
“Hubo presiones cuando revisábamos las solicitudes para incluir fármacos”, afirma, y recuerda que siempre se preguntaban: ¿quién ganará con esas incorporaciones?”.
Leonardo Bravo, director de la Asociación de Facultades de Medicina, discrepa con esa óptica. Cree que el primer precepto que debe cumplirse es la inclusión de todos los medicamentos para salvar vidas.
En la lista anterior -anota- no había tratamientos avanzados (tercer nivel), para el cáncer de pulmón o diabetes. Con los nuevos se abre una puerta para para los pacientes. Aunque según la exministra Verónica Espinosa ya había 45 fármacos contra el cáncer, por ejemplo.
Asociaciones de pacientes, como Fundación Jóvenes Contra el Cáncer, aplauden la inclusión de fármacos para patologías catastróficas y raras.
Pero tras la aprobación del Cuadro, Simancas anota que no solo se trata de colocar medicamentos en la lista, sino de garantizar su compra y distribución. “Las necesidades son ilimitadas. Hay que priorizar cuando hay pocos recursos”.
Él recomienda que se apueste por un sistema de negociación regional, para conseguir precios asequibles.
La ministra de Salud, Catalina Andramuño, ha estado fuera del país desde la semana anterior, en citas regionales. Por lo que no ha podido precisar cuán viable es costear el Cuadro. Tampoco se ha firmado el acuerdo que concreta la décima actualización, que da paso a que el listado sea público.
Irina Almeida, directora del Consejo Nacional de Salud, reiteró que en la selección no pesó el costo sino la eficacia comprobada del fármaco. El cuadro cubre el 98% de patologías prevalentes del país. Y está muy cercano al recomendado por la OMS, que actualizó su listado en julio.
Simancas y Terán critican que el Gobierno aún no apunta al modelo preventivo y de promoción de la salud. “Un sistema mejora cuando disminuyen las atenciones médicas y el monto para medicamentos”.