Redacción Tecnología tecnologia@elcomercio.comLa cobertura de hielo de nuestro planeta está cambiando. Lo advierten los científicos dedicados a estudiar la evolución de estas grandes masas de hielo, consideradas un factor decisivo en la regulación del clima global. Bolívar Cáceres, responsable del programa Glaciares Ecuador, dice que para estudiar los cambios en la capa de hielo de la Tierra es indispensable poseer la mayor cantidad de datos sobre su evolución.
Los estudiosPara los científicos es fundamental conocer el grosor de hielo y su masa. De este modo es factible medir el retroceso de los casquetes polares y conocer la magnitud del fenómeno. El hielo presente en el océano flota sobre la superficie marina y, con frecuencia, es bastante fino, por lo que puede medirse directamente. El continental, presente sobre la Antártida y Groenlandia, requiere otros instrumentos para determinar su grosor.
El satélite Cryosat ncluye una única carga principal, un altímetro radar que envía pulsos a la superficie y mide el tiempo que tardan en llegar allí y en regresar después al satélite. De esta manera, pueden calcular la altura de dicha superficie y saber así el grosor del hielo.
La mejor manera de obtener esta información es por medio de los satélites. “A través de ellos, los investigadores pueden determinar si la cobertura de hielo disminuyó o no. “Se comparan las imágenes registradas en diferentes años para entender la evolución de estas masas de hielo”. Por este motivo, Cáceres mira con buenos ojos el lanzamiento, previsto para esta semana, del satélite Cryosat 2, diseñado para estudiar el hielo de los polos. Según el sitio web de la Agencia Europea Espacial (ESA), entidad que desarrolló este aparato, este satélite medirá los hielos de mar, pero también los extensos glaciares terrestres, como los del Antártida y Groenlandia.La tecnología incorporada en el Cryosat 2 permitirá a la comunidad científica observar con mayor detalle el espesor y la extensión de hielo. Darío Niebieskikwiat, director del Departamento de Física de la Universidad San Francisco de Quito, dice que este satélite lleva a bordo un radar que envía pulsos electromagnéticos hacia la Tierra y mide el tiempo que les toma a estos pulsos regresar hasta el satélite. “Al medir el tiempo de vuelo puede obtener datos precisos de la altura de las capas de hielo que está observando”. Niebieskikwiat destaca un componente innovador en el Cryosat: la resolución angular de su radar, que le permite distinguir las coordenadas precisas desde donde se reflejan los pulsos electromagnéticos.Este mecanismo facilita la recepción de un mapa detallado de la altura del hielo. Además, apunta, la órbita de este satélite le permitirá llegar mucho más cerca de los polos que cualquier otro satélite. El astrofísico Ericson López, director del Observatorio Astronómico, advierte que este satélite operará en una órbita aproximada de 700 km de altitud y su inclinación le permitirá alcanzar los 88 grados de latitud.“La órbita es inclinada con el fin de cubrir el monitoreo de los polos. Los satélites geoestacionarios, que están en la órbita ecuatorial no son capaces de cubrir regiones longitudinales y las regiones polares”. Por esta razón, se tiene otros tipos de satélites llamados Satélites de Órbita Polar (polares), los cuales tienen órbitas diferentes de las ecuatoriales y son muy inclinadas (cerca de 90 grados). Los equipos que incorpora este satélite le permitirán medir variaciones de un centímetro en el grosor de la cobertura de hielo terrestre y marina. De este modo, los investigadores podrán conocer qué está ocurriendo en los polos. El físico Niebieskikwiat, profesor de la Universidad San Francisco de Quito, explica que un satélite es como una especie de transportador que lleva dentro los equipos de medición. Cualquier instrumento de observación automatizado que se quiera emplear en el espacio debe ser montado en un satélite o en una estación espacial, pero la idea es la misma: los instrumentos se ponen dentro de un dispositivo que orbite la Tierra. Todos los satélites están expuestos a condiciones ambientales que ponen en riesgo su operación. Por ejemplo, reciben constantemente el bombardeo de partículas de alta energía, como partículas alfa, beta, provenientes del viento solar. Si logra sortear estas dificultades, el Cryosat 2 estará tres años en órbita y enviará las mediciones que los científicos esperan para conocer mejor qué está ocurriendo en los polos.Punto de vista Luis Maisincho/ Glaciólogo y técnico del Inamhi ‘En el país se usan fotos aéreas’En realidad, la información de los satélites sirve para estudiar la evolución de las grandes masas de hielo, como los polos y las cordilleras nevadas. En el caso de Ecuador, sería interesante que este satélite pueda evidenciar el retroceso que sufren los glaciares que son pequeños en comparación con los polos. Nosotros obtenemos la información de la evolución de los glaciares en Ecuador, a partir de fotografías aéreas. Son vuelos específicos que efectúa el Instituto Geográfico Militar y la Emaap responsable del inventario de los recursos hídricos. Desde los estudios realizados en 1994 se ha evidenciado un retroceso del glaciar del Antisana. Se registra un retroceso de alrededor de 250 metros, es decir, un promedio de 25 metros por año. Nuestro proyecto piloto es el Antisana, pero también hemos realizado mediciones puntuales en otras montañas nevadas como el Chimborazo y el Cotopaxi.