El exceso de alegría y optimismo -mezclado en unos casos al exceso de Pílsener- han generado que el DT de la Tricolor, Sixto Vizuete, sea proclamado por algunos como el Johan Cruyff de los Andes, el Mourinho que, silbando Karaway, dirige la marcha triunfal hacia Sudáfrica.
Eso no es cierto. Si los ecuatorianos sueñan con el Mundial es gracias a la razón de siempre en estas eliminatorias, innecesariamente las más sufridas para Ecuador desde 2002: la jerarquía de los seleccionados y, en menor medida, la mediocridad de los rivales.
Los hechos dicen que la mano de Vizuete no es determinante. Ante Argentina en Quito, fue la plantilla la que sacó adelante un cotejo en el cual Maradona estaba ganando el duelo táctico. Maradona se derrotó por no haber hecho cambios antes del gol de Ayoví. Nada más.
Los números dicen que Vizuete ha perdido más puntos de local (6) de los que ha ganado de visitante (5). Además, Ecuador tiene menos puntos que hace cuatros años. No son números para sentirse orgulloso, aunque son suficientes para que Vizuete esté cerca de ser el primer DT ecuatoriano en clasificarse a un Mundial. Ojalá que en Colombia haga lo que mejor le sale: ver el partido y dejar que el equipo juegue.