La cría de cabras volvió al Chota

Redacción Ibarra

En la comuna afroecuatoriana Tumbatú, en el valle del Chota, amanece. Imelda Minga lleva a pastar sus cabras a un sembrado de alfalfa. Desde allí se ve una extensa planicie árida y poco han podido hacer sus habitantes para volver fértil a su tierra: los cultivos son difíciles de sembrar.

La gente vive en viviendas con techos de teja vieja, paredes de tapial y puertas descoloridas. El polvo de sus caminos se pega en los pocos vehículos que entran de la Panamericana Norte, a la altura del control de Mascarilla.

El financiamiento
La inversión en el proyecto para la crianza de cabras y la producción de leche rebasa los USD 400 000. El programa Prodel y la empresa El Queso Francés Mondel aportaron cada uno con el 50% del financiamiento.
La empresa El Queso Francés, que tiene la marca Mondel, comercializa cada semana 160 kilos de queso especial de vaca, cabra y oveja en los restaurantes y hoteles de Quito, Guayaquil y Cuenca. El kilo de queso de cabra cuesta USD 14.
La cabra tiene dos partos por año. En cada uno pare dos crías. La crianza de las cabra, con el fin de obtener leche para la fabricación de quesos, se realiza en tierras que casi siempre son malas para la agricultura.Minga y otros 19 vecinos de la Asociación Unión y Progreso se inclinaron por la crianza de cabras con el apoyo de Plan Ecuador y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid,  sus siglas en inglés).

Álex Pozo, presidente de la asociación, dice que la donación de las cabras les permitió no contraer deudas con las entidades financieras. “Ese es el impulso que esperábamos. En estos meses nacerán las nuevas crías y así aumentaremos los hatos”.

El Programa de Desarrollo de Empresas Pequeñas (Prodel) desarrolla el proyecto, que busca recuperar la cría de cabras para obtener leche. El lácteo se procesa en la empresa El Queso Francés, para fabricar quesos especiales bajo la marca Mondel.

La leche se lleva al sitio El Carmelo (Carchi), donde está la fábrica. Jaime Erazo, gerente de la empresa, dice que el trabajo comenzó en octubre de 2008. Se escogieron cinco comunas fronterizas pobres: Mascarilla, Tumbatú, Mira, Juan Montalvo y Pisquer. Todas tienen condiciones climáticas apropiadas para criar las razas sanen y anglonubian.

Los habitantes del valle del Chota (Imbabura)  hace medio siglo ya tenían  habilidad para la crianza de cabras. Este oficio se perdió con las migraciones por trabajo. El Prodel pretende recuperar esta tradición con asesoramiento técnico,  comercialización, inversiones  y fortalecimiento organizativo.

Esperanza Rodríguez es nueva en la asociación. Aún así es una de las más entusiastas. “En una semana mis cabras parirán. Con el amamantamiento podré empezar a vender la leche y beneficiarme también como los demás”.

En las cinco comunidades, alrededor de 280 familias (1 400 personas) cuidan las cabras. Cada familia recibió una pareja de cabras con el compromiso de entregar una cría al Prodel para continuar con las donaciones. En el último trimestre la producción de leche se duplicó de 40 a 80 litros por semana. Son más de 300 litros por mes.

La producción mejoró con el alimento. Las cabras comen alfalfa y balanceado. En Mira (Carchi) se siembra maralfalfa, un pasto que crece hasta un metro y medio y la paca cuesta USD 2,50. Cada familia utiliza hasta dos pacas semanales. Otros producen su propia alfalfa orgánica.

Se intenta también que los campesinos consuman la leche. Tiene propiedades nutritivas y  vitaminas A, B3, B6, calcio y potasio. Es baja en colesterol.

Minga sigue en la colina entre sus animales. “Me siento contenta con mis cabras. Vendo dos litros diarios y me pagan  USD 1,05 por cada uno. A la semana recibo unos USD 28 que me ayudan al sustento de la casa. La producción de fréjol, yuca y tomate no rinde”.

Ariel Ruiz, asesor del Prodel, visita periódicamente las comunidades. “El principal lío de los productores es la comercialización de la leche. En este caso resolvimos el problema con la empresa de los quesos Mondel que tiene 20 años en el mercado ”.

El reto es llegar a producir 1 000 litros diarios en los próximos cuatro años. Minda acepta el reto. Y se propone cuidar y alimentar mejor a sus cabras.

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