Crédito del FMI fue para atender problemas por balanza de pagos

En octubre del 2019 terminará el período de gracia que otorgó el Fondo Monetario Internacional (FMI) a Ecuador cuando aprobó un crédito a raíz del terremoto del 16 de abril del 2016.

El Directorio Ejecutivo del FMI aprobó el desembolso por unos USD 364 millones a favor del país el 8 de julio del año pasado y dijo que el objetivo eraatender los problemas de balanza de pagos generados por el terremoto. Ese préstamo contempló 39 meses de gracia en los cuales no se pagan intereses y tampoco capital.

El crédito fue registrado en el balance sectorial del Banco Central del Ecuador en agosto del 2016 y hasta el viernes de la semana pasada ascendía a USD 354,6 millones. La variación en el monto se explica porque el crédito del FMI se hace en Derechos Especiales de Giro (DEG), cuyo valor cambia en función de un promedio de cinco monedas.

Los recursos otorgados por el FMI no entraron a las cuentas del Ministerio de Finanzas o al presupuesto del Estado, explicó ayer a este Diario Fausto Herrera, ex ministro de Finanzas. El dinero ingresó al Banco Central para fortalecer las reservas del país y así atender los desequilibrios en la balanza de pagos.

Cuando se presenta una emergencia en un país, el Fisco afronta mayores gastos para atender las necesidades de la gente, lo cual demanda mayores importaciones que pueden desequilibrar la balanza de pagos, añadió Herrera.

Ahí es cuando entra el FMI, pues una de sus funciones principales es suministrar préstamos a los países miembros afectados por problemas efectivos o potenciales de balanza de pagos. “Esta asistencia financiera ayuda a los países en sus esfuerzos para reconstituir sus reservas internacionales, estabilizar su moneda, seguir pagando sus importaciones y restablecer las condiciones para un firme crecimiento económico... A diferencia de los bancos de desarrollo, el FMI no financia proyectos específicos”, señala el FMI en su portal web.

Previo a la solicitud del crédito, el Gobierno informó que los recursos del FMI se utilizarían en la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas, pero ese dinero no tenía definido expresamente ese destino.

En julio del año pasado, el presidente Rafael Correa explicó que se trata de un crédito “por emergencia, pero para balanza de pagos, que son las transacciones de un país con el resto del mundo”.

Herrera añadió que todos los recursos que se han obtenido para financiar la reconstrucción suman alrededor de USD 2 400 millones y que solo la Ley de Solidaridad representa unos 1 400 millones. “Hay unos 1 000 millones que salieron de algún lado: créditos o del Presupuesto del Estado”. Y cuando se asignan recursos del Presupuesto hay que tener en cuenta que Finanzas obtiene esos recursos de varias fuentes, entre ellas, de las operaciones de liquidez con el Central.

“Finanzas puede colocar Cetes (Certificados de Tesorería) por USD 300 millones al Banco Central y asignar esos recursos para la reconstrucción. Indirectamente se están utilizando los recursos del FMI. Pero hay que estar claros que el crédito que otorgó el Fondo fue para balanza de pagos”.

En septiembre del 2016, Francesco Grigoli, funcionario del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, explicó que la reconstrucción costará USD 3 300 millones y acentuaría la recesión en Ecuador, cuya economía ya estaba golpeada por la caída de los precios del petróleo.

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