El miércoles 4 de marzo de 2020, un policía llegó a Isinche de Tobares, en Pujilí, donde una mujer fue acusada del homicidio de su pareja, en este 2020. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
La cicatriz quedó marcada en su pierna derecha. Carlos tiene 40 años y cuenta que el año anterior, un hombre entró a su casa y atacó con un cuchillo a su hija.
La escena se produjo en junio. Eran las 06:00. Desde la habitación contigua se escucharon los gritos de la joven.
Al entrar, el padre vio cómo era apuñalada en la cara y el cuello. Hoy, él solo recuerda que se abalanzó y que en una maniobra el atacante le lastimó la pierna. La hija salió del cuarto ensangrentada y se comunicó con la Policía.
En las investigaciones se estableció que el agresor había salido la noche anterior de prisión y que caminó hacia Latacunga. En la mañana entró en una casa que escogió al azar.
El miércoles, Carlos estuvo en la Comandancia Policial de Cotopaxi, que funciona en Latacunga. Ahí buscaba un permiso para un evento atlético, como parte de las actividades en contra de la inseguridad. “Si la escena se repite, el barrio hará justicia por mano propia”.
Agradece porque su hija salió con vida. Pero lamenta otros hechos. La provincia tuvo un aumento del 160% en los casos de homicidios. La tasa, en cambio, es la segunda con mayor incremento en el país.
En el 2019 hubo 26 muertes violentas, 16 más en comparación con el 2018. Solo en su capital, Latacunga, se registraron 18. Uno de los casos que conmocionó a la ciudad fue la violación y posterior asesinato de Jenny Tiglla, de 19 años.
Ella vivía en Patután, una comunidad latacungueña que está cerca de las inmediaciones de la cárcel. Su cuerpo fue hallado en un maizal cerca de su casa. Su cabeza y rostro estaban desfigurados por los golpes con una piedra. El agresor fue detenido y un Tribunal penal lo condenó, el 23 de enero de este año, a 38 años y 4 meses de prisión. Apolino Yépez cuenta cada detalle. Él es presidente de la comuna.
Junto con otros dirigentes, de Tilipulo, Zumbalica, Cruz Loma y La Calera, coordina una protesta que está prevista para este mes. La idea es pedir más seguridad a autoridades
El miércoles anterior aplicaron justicia indígena a un sospechoso de robo. Por eso, Yépez advierte que harán todo lo que esté a su alcance para repeler a la delincuencia.
Aunque los pobladores señalan a la cárcel como uno de los factores de incremento en el número de muertes violentas, la Policía no halla un nexo.
De hecho, registros de la institución señalan que en el 2019, en toda la provincia constan dos asesinatos por robo, tres perpetrados luego de una amenaza y uno por violación (el caso de Jenny). Según las investigaciones, este último crimen fue cometido por un lugareño.
El resto de homicidios se produjo dentro de relaciones de pareja, por riñas entre amigos y familiares o por maltrato.
Pero la gente señala a personas de otras provincias e incluso a extranjeros como los causantes de la violencia.
Por eso, el comandante de Cotopaxi, Edison Valverde, asegura que se incrementará la relación con la comunidad, para evitar que vuelvan a ocurrir este tipo de hechos.
Uno de los barrios considerados zona vulnerable es La Estación. La semana anterior ahí se registró el asalto violento a una mujer. El caso está en investigación. Además, como respuesta, la Policía y los vecinos realizaron intervenciones en espacios públicos.
En los dos primeros meses del 2020 ya se registran seis asesinatos. Uno de los últimos ocurrió el 2 de marzo en Latacunga, cuando un hombre mató con un cuchillo a su padre, de 60 años, tras una discusión cerca de su puesto de comida.
En Pujilí se reporta otro homicidio, ocurrido el 19 de febrero en Isinche de Tobares, una comunidad alejada del centro de esa ciudad. Sus calles son de tierra y al pasar los autos, una nube de polvo se levanta y se impregna en el maíz.
En el parte policial sobre este caso se detalla que una mujer de 28 años mató a su marido con sus manos. Ella contó a los policías que su esposo llegó alcoholizado a su casa y trató de violarla. Dijo que se defendió, lo agarró por el cuello y lo botó a un costado de la cama.
En su testimonio, la mujer aseguró que tras esa escena pensó que el hombre se quedó dormido y lo cubrió con una cobija. A la mañana siguiente, al ver que no reaccionaba, contó lo ocurrido a la profesora de sus tres hijos. Ahora enfrenta una investigación penal.
Para el jefe policial de Cotopaxi, la respuesta al elevado número de homicidios pasa por la educación, por la aplicación de políticas para frenar los femicidios y por el desarrollo de actividades que disminuyan el consumo de licor, que deriva en violencia callejera e intrafamiliar. La Gobernación anunció más controles para reducir el consumo de bebidas alcohólicas y el cierre de establecimientos que generan inseguridad en los barrios.