La agricultora Mercedes Toaquiza recolecta alfalfa que cultiva en su parcela en un barrio de la parroquia Mulaló, en la zona rural de Latacunga. Foto: Glenda Giacometti / El Comercio
La rutina de los agricultores de Tanicuchí, Guaytacama, Pastocalle, Mulaló y Joseguango Bajo cambió por la actividad eruptiva del volcán Cotopaxi.
En estas parroquias rurales de Latacunga hay 41 000 reses, según René Rengifo, presidente de la Junta Parroquial Joseguango Bajo. Los semovientes se alimentan cerca de los ríos Aláquez, Cutuchi y Pumacunchi. Por ahí descenderían lahares y flujos piroclásticos.
La constante caída de ceniza y cascajo destruiría pastos y cultivos de papa, maíz, haba, cebada, quinua y brócoli.
Según Rengifo, el 75% de los animales de su parroquia estaría en peligro si no hay una evacuación. El dirigente dijo que unas 2 000 reses están en las haciendas y 500 en manos de los pequeños productores.
Uno de los ganaderos del sector es José Morocho, quien vive en el barrio Quisinche Bajo. Tiene cinco vacas, cuatro terneros, dos chanchos y 25 gallinas. Su pequeña casa de color verde está rodeada de pastos, sembríos de maíz y alfalfa. “No me han dicho nada sobre a dónde tengo que llevar mis animalitos si hay una erupción del Cotopaxi. Tengo miedo de perder el único sustento económico y que me ayuda a solventar mis necesidades”.
Una de las alternativas de los ganaderos es trasladar las reses a la hacienda Joseguango, que dispondría de 40 hectáreas de pastos y sería utilizada como albergue. La movilización del ganado se hará si se cambia de alerta. Al emitirse la alerta naranja se tendrá los camiones de las Fuerzas Armadas, instituciones públicas y privadas para trasladar a los animales.
“Aún estamos en conversaciones con el propietario de la hacienda. Por eso solicitamos ir a las reuniones del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) y de Latacunga para que sepan cuál es nuestra realidad. La ayuda debe ser coordinada con las autoridades que están en el territorio y no desde las oficinas”, comentó Rengifo.
Juana Veloz y su esposo Abelardo Puco llevan las reses a un sitio seguro, lejos del volcán. Foto: Glenda Giacometti / El Comercio
El martes, un camión del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca dio 120 sacos de ensilaje, una mezcla de melaza con pasto en Joseguango Bajo. Los funcionarios intentaron dar a los ganaderos, pero la Junta Parroquial se negó. “Aún no tenemos reportes de caída de ceniza en nuestra parroquia. Hemos decidido guardar el alimento en el coliseo; si se presenta la emergencia se dará a los compañeros ganaderos”, dijo Rengifo.
Los ganaderos de Mulaló tienen el mismo panorama. Algunos dejan a sus animales en casa y ellos van a dormir a las casas de los familiares en las zonas seguras. Otros los trasladan a otros sitios, luego de caminar largas distancias .
Es el caso de la pareja de esposos Juana Veloz y Abelardo Puco. Los campesinos, de 69 y 72 años respectivamente, tienen su propiedad a pocos metros del río Cutuchi. El miércoles regresaron de la comunidad San Luis de Yacupun, en Pastocalle, al sector San Agustín Callo, ubicado en una zona de riesgo.
Llevaban sus cuatro vacas y dos terneros a su casa. “Salgo a las 16:00 de mis terrenitos y me voy donde mis familiares que nos acogieron por el volcán. No sabemos si explotará y por eso mejor nos vamos a otro sector con lo único que tenemos”, comentó Puco.
En Mulaló hay alrededor de 10 000 cabezas entre hacendados y pequeños productores. La Junta Parroquial identificó como albergues a las zonas de Quisinche Alto, El Rosal, Macalo Grande y Chinchil.
Según Mario Rocha, presidente de la Junta Parroquial, la Mesa Tres del COE identifica las zonas seguras. “La visita de los ministros ayudó para que se atiendan varias necesidades de los productores. Tenemos que prepararnos para enfrentar esta emergencia por el Cotopaxi”.
En estos momentos, el maíz y la quinua son recolectados por los pobladores para vender en los mercados de Latacunga, Saquisilí, Machachi y otras urbes.
Según María Zumba, habitante del barrio Centro de Mulaló, la ceniza destruiría los cultivos, pero “al momento no hay presencia de ceniza y esperemos que siga así”.