Marco A. Argüello Ruiz
Muchas veces he escrito sobre la corrupción patente en el Poder Judicial, ahora me indigna que ante las declaraciones del coronel Juan Ruales, salgan a defender lo indefendible los jueces, con espíritu de cuerpo, que en su gran mayoría dan mucho que desear con sus resoluciones por demás sospechosas, logrando la libertad de contumaces delincuentes y mafiosos, pescados in fraganti por la Policía. Es vox pópuli el tráfico de la justicia a manos de muchos jueces corruptos, la voz del coronel Ruales no es sino una más de las millones de voces que quisieran levantar su protesta contra tremenda corrupción…
Tendrían estos intocables jueces que seguirnos juicios a todos los ecuatorianos. Pues si hacemos una encuesta en las calles, estoy seguro que hasta sus mismos familiares votarían contra tanta corrupción. El ataúd lleno de billetes que llevaban los manifestantes que están de acuerdo con el coronel Ruales, proclama a gritos con sobrada elocuencia la podredumbre existente en el Poder Judicial, que debe ser reestructurado de manera inmediata, antes de que el pueblo tome medidas como lo hacen los indígenas, al no confiar en los jueces y castigan a los delincuentes con sus propias manos.
¿Pueden imaginarse, estimados lectores, que delincuentes sorprendidos con las manos en la masa y con evidencias del delito, contumaces narcos y violadores salgan en libertad a los pocos días, gracias a las ‘leguleyadas sorprendentes’ y por demás sospechosas de conocidos jueces reincidentes en sus decisiones torcidas, por decir lo menos?… Si llamamos a una marcha de todas las personas maltratadas por esta justicia, creo que llenaríamos la calle 9 de Octubre, en una manifestación mayor a la lograda por el abogado Nebot… ¿Por qué creen que muchos ya no le llaman Palacio de Justicia, sino ‘palacio de la moneda’?…
Hay jueces honestos, probos y muy dignos, pero nada pueden hacer, pues con el mal llamado espíritu de cuerpo, se ven obligados a defender a quienes no merecen su apoyo… Por supuesto que los jueces que investigan las decisiones sospechosas de sus colegas no encontrarán ningún delito cometido… Es el espíritu de cuerpo… No olvidemos nunca que más daño que la misma corrupción hace el silencio de los honrados y de mente limpia…