Al menos desde 1958, al estudiar el clima de Guayaquil y la Costa ecuatoriana, se nos explicaba en la escuela que este era influenciado por dos importantes corrientes marinas: la fría, o de Humboldt, que viene desde la Antártica durante el invierno austral y refresca el clima de la Costa hasta la línea ecuatorial donde torna hacia las Galápagos, y la cálida que emerge del norte trayendo lluvias y se inicia generalmente cerca de la Navidad, por lo que se la conoce como corriente de El Niño, por el niño Jesús.
Por tradición y experiencia se sabía que estaciones invernales (llamadas así porque llueve, aunque realmente al sur del ecuador entre diciembre y marzo es verano y la época más calurosa) sumamente intensas se repetían, más o menos, entre siete y 10 años de separación, pero no había método científico alguno para predecirlas.
Fue la extrema intensidad de las lluvias durante el periodo 1982-83 que llamó la atención de la comunidad científica internacional. Terribles inundaciones en México, California, Ecuador y Perú, más de seis meses de constantes aguaceros afectaron terriblemente la producción agrícola, infraestructura y bienestar de los pueblos en extensas regiones costeras. El efecto se lo relacionó con sequías en Australia y el sudeste asiático, con una débil temporada de huracanes en el Caribe, en fin, un fenómeno climático de consecuencias globales. El síntoma previo más notable del mismo es un calentamiento inusual, más de uno y hasta cuatro grados de temperatura encima de lo normal, en las aguas del Pacífico central y oriental en la zona ecuatorial. Desde entonces se conoce a este evento climático mundial como Fenómeno de El Niño.
Después de 1983 han sucedido otros dos eventos similares, el último en 1997-98, causó terribles daños en plantaciones agrícolas y acuícolas en la Costa ecuatoriana que contribuyeron a la crisis de hace una década.
No hay certeza en la predicción de fenómenos de El Niño, o su intensidad, pero organizaciones mundiales como la NOAA, han detectado condiciones de calentamiento en el Pacífico que vienen creciendo desde hace tres meses y ya está sobre un grado de temperatura encima del promedio; la temporada de huracanes en el Caribe ha sido baja, se reportan sequías en Australia y nuestros agricultores, por las condiciones existentes, predicen un fuerte invierno.
Es hora de prevenir; el Estado, Gobierno central y locales, instituciones de ayuda social, así como agricultores y ciudadanos, debemos prepararnos para intensas y continuadas lluvias durante el invierno venidero. Así como en zonas inundables no se debe sembrar hasta que pase lo más fuerte, se pueden aprovechar áreas que normalmente reciben pocas lluvias para plantaciones forestales o de ciclo corto.