Redacción política
Las historias de esos familiares incómodos de los presidentes de la República dan para escribir un libro.
“Por el ojo tuerto te roban, ñaño. La revolución va de tumbo en tumbo.”
Fabricio Correa, hermano del mandatario.León Roldós fue presidente de la Junta Monetaria cuando su hermano Jaime gobernaba. Además, los hermanos de Martha Bucaram, la primera dama, eran cercanos al entorno del fallecido presidente: Elsa fue secretaria del presidencial y Abdalá, intendente de Policía.
El yerno de León Febres Cordero, Miguel Orellana, alcanzó notoriedad por la cercanía política con el ex Presidente. Mientras que de la numerosa familia de Sixto Durán Ballén, uno de sus nietos políticos, el del caso Flores y Miel, huyó del país en un vuelo oficial. El ex presidente Bucaram se justificaba diciendo que tenía una familia de políticos. En su corto mandato: dos eran diputados y Adolfo su ministro.
“Defendemos sueños, no negocios. La codicia desequilibró a mi hermano”.
Rafael Correa, presidenteEduardo, el hermano de Jamil Mahuad, manejó las cuentas de su millonaria campaña financiada por Banco del Progreso, y Ricardo Noboa presidió el extinto Conam cuando Gustavo Noboa estaba en el poder.
A Lucio Gutiérrez se le acusó de nepotismo, por tener a sus hermanas, a su cuñado Napoleón Villa y a su primo Renán Borbúa cerca de su decisiones.
Hasta allí, el escándalo de los contratos de las empresas vinculadas a Fabricio Correa con el Estado sería un capítulo más en el libro de historias y anécdotas sobre familiares incómodos.
El caso por dentro
Tras las denuncias de la prensa, en junio pasado, de los contratos vinculados a F. Correa con el Estado, el Gobierno ha declarado la nulidad a cuatro de ellos.
La Contraloría auditó nueve contratos. Seis exámenes ya concluyeron y se determinaron 31 irregularidades. Los resultados de otros tres exámenes serán públicos en los próximos días.
La empresa Cosurca demandó al Estado por USD 37 millones. Fracasó el arbitraje en la Cámara de la Construcción de Quito. La defensa de la empresa planea acudir al Tribunal de los Contencioso Administrativo para que sea efectiva su demanda. Sin embargo, las dimensiones que ha tomado este episodio merecen ser analizadas desde un prisma distinto. Es la primera vez -al menos, así lo dicen los hechos que ha recogido la prensa- que un Presidente termina al borde de la ruptura con su hermano.
Normalmente, el Jefe de Estado de turno (Febres Cordero, o Mahuad o Durán Ballén) justificaba a la cercanía de sus parientes. Pero las cosas en la familia Correa han tenido otro destino.
El Presidente se ha convertido en el blanco de las duras críticas de su hermano Fabricio. Él ha denunciado corrupción en el círculo cercano, ineficiencia en la ejecución de las obras y hasta ha vaticinado que la carestía de la vida le pasará factura a la popularidad alta del Mandatario.
Las denuncias de Fabricio Correa se han referido, en breves rasgos, a los mismos puntos flacos del Gobierno, que la oposición en casi tres años no ha logrado posicionar con fuerza.
¿Por qué? La respuesta aún no es concluyente. Talvez sea el mismo parentesco lo que le ha agregado drama y hasta morbo a las acusaciones contra el Régimen. Es decir, se esperaría que por afecto a su hermano no necesariamente hablara de temas tan delicados para el interés público, y con tanta fuerza mediática. Fabricio Correa ha demostrado, con su agudeza, ser tan buen interlocutor con las audiencias como su hermano.
Esa habilidad, sin duda, le puede ser útil para cualquiera de estos dos propósitos: poner un manto de polémica, de dimes y diretes, y enfrentamientos familiares, a un escándalo de USD 167 millones de los contratos entre el Estado y las empresas a él vinculadas. O probar fortuna como un implacable opositor a un Régimen que, a su juicio, resultará perjudicial para la estabilidad económica de los ecuatorianos.
Fabricio Correa ha dicho que lo único que rescata del Gobierno son las buenas intenciones de su hermano. Rafael Correa, si bien no le ha respondido con el vehemente tono que acostumbra para atacar a sus detractores, asegura que detrás de las denuncias de Fabricio se esconde una profunda ambición. ¿Cuál es la verdadera agenda del incómodo hermano del Presidente?