Correa sometido a Hugo Chávez

Marco Velasco

Indigna y avergüenza el sometimiento del Gobierno a los dictados del coronel Chávez.

Se puede entender que este sujeto, cuya ignorancia y torpeza son proverbiales, apoye a la satrapía islámica comandada por Ahmadinejad y los clérigos musulmanes, pues odia la cultura de Occidente y se identifica con los métodos y prácticas de las teocracias islámicas.

Pero que el Presidente ecuatoriano apoye la revolución y las instituciones de la República Islámica del Irán, con pleno conocimiento de que estas constituyen, justamente, la negación de la democracia y la libertad, es una actitud que solo se explica por el hecho de que la ideología del siglo XXI promueve y conduce a las mismas prácticas autoritarias, propias de los fundamentalismos religiosos.

Si se apoya la revolución de Irán es porque se la considera positiva y, seguramente, ejemplar. Porque se apoya lo bueno, aquello con lo que se está de acuerdo, que se considera apropiado, positivo. Solo un rufián o un desquiciado apoyaría aquello que consideran negativo o perverso.

Es de suponer entonces que la Alba apoya la revolución y las instituciones de Irán, con claro conocimiento de causa, a sabiendas de que lo que están apoyando es un régimen teocrático, dirigido por clérigos musulmanes.

Una de las instituciones de Irán, que apoya el Gobierno ecuatoriano junto a los camaradas de la Alba, es la “fatwa” o pena de muerte que los ayatolás dictan contra todo aquel que consideran se opone a Alá y sus mandamientos o que se atreve a dudar de que “Alá es el único Dios y Mohamed su profeta”.

Si en eso estamos, es probable que muy pronto tengamos a los ulemas de la mezquita de Montecristi, ungidos como guardianes del fiel cumplimiento de los mandatos del "sumak kawsay" que se establecen en la sharia constitucional.

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