En el último balance de la OMS, con fecha del miércoles 26 de febrero del 2020, se reportó 81 109 casos confirmados y casi 2 761 fallecidos. Foto: AFP
El coronavirus es similar a una gripe o influenza fuerte. Se presenta con los mismos síntomas, pero agravados; es decir, fiebre superior a 38 grados, dolor muscular y problemas respiratorios, por lo que su detección requiere de un diagnóstico. Por la circulación de la nueva cepa llamada Covid-19 hace falta someterse a un examen si se ha estado en relación con personas contagiadas, entre otras señales.
La propagación de esta nueva cepa del coronavirus ha sido rápida, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En su último balance, con fecha del miércoles 26 de febrero del 2020, se reportó 81 109 casos confirmados y casi 2 761 fallecidos. La mayoría en China. Le siguen países como Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y otros.
Una de las diferencias entre el Covid-19 y la gripe es el tipo de virus. El primero pertenece a la familia de los coronavirus que reciben ese nombre por su forma similar a una corona. La mayoría de veces se presenta en animales, en donde no representa un peligro. Pero se han identificado siete cepas que han provocado enfermedades respiratorias graves y contagiosas. Entre ellas, el síndrome respiratorio agudo grave o SARS -por sus siglas en inglés- y el de Oriente Medio o MERS.
Mientras que la influenza, que también es una infección respiratoria que afecta a la nariz, la garganta y los pulmones, es causada por tres tipos de virus. Estos son el A, el B y C. Además está el subtipo H3N2. Esta enfermedad se presenta con fiebre y problemas o dificultades respiratorios. Si no es controlada puede provocar la muerte, por lo que cada año se desarrollan vacunas para combatir este virus.
En Ecuador, por ejemplo, la vacunación contra la influenza se extendió hasta este viernes 28 de febrero del 2020 en los centros de salud públicos. Las dosis se colocan a las personas de los grupos vulnerables como adultos mayores, mujeres embarazadas, niños menores de 5 años, con enfermedades crónicas y personal de salud.
Sin embargo, para el Covid-19 aún no se encuentra una vacuna para inmunizar a la gente, en especial, a los grupos vulnerables quienes han sido los más afectados. Las primeras pruebas en humanos se harían en abril del 2020. Es otra de las diferencias entre ambas patologías.
La mortalidad de estas enfermedades también es diferente. El Covid-19 tiene una mortalidad considerada baja, ya que oscila entre el uno y dos por ciento. La mayoría de los casos o un 80% se han recuperado y presentan síntomas leves. Un 15% tiene neumonía o signos más fuertes y solo un 5% se complica o tiene fallas en pulmones y otros órganos.
Al igual que en los casos de influenza los grupos vulnerables son adultos mayores o personas con patologías crónicas, según investigaciones de entidades como el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCDC).
Sobre la mortalidad de la influenza, según la OMS se detectan entre 3 y 5 millones de casos severos, que resultan en algo más de 250 000 fallecimientos por año. Solo en Ecuador -según el experto Esteban Ortiz– se registró 88 personas muertas por este virus en el 2018.
El director de la OMS, Tedros Adhanom, ha señalado que el Covid-19 no es tan mortal si se compara con otros coronavirus ya mencionados. En el caso del SARS, el riesgo de muerte fue mucho mayor cuando surgió el brote del 2003. Tuvo alrededor de un 10% de tasa de mortalidad, es decir, de más de 8 000 casos hubo 774 muertes. Mientras que con el MERS fue de entre el 20% y el 40%, dependiendo del lugar en el que se registró diagnósticos positivos.
Un dato que resalta de estas patologías es su forma de transmisión. Al igual que todas las enfermedades respiratorias –entre ellas coronavirus, influenza o gripe estacional- se traspasa por vía aérea. Es decir, por medio de las pequeñas gotitas de saliva que salen cuando una persona estornuda o tose.