Durante los nueve meses de pandemia los aspirantes a policías han aprendido conceptos teóricos mediante clases virtuales. Foto: Archivo / EL COMERCIO
El cadete Carlos León confeccionó un monigote para practicar con este los procedimientos de defensa personal. Lo utiliza, sobre todo, cuando sus familiares no pueden ayudarlo.
Para 1 041 aspirantes a la Policía Nacional, la pandemia les obligó a pasar de la formación presencial a las aulas virtuales. “Usamos la creatividad para seguir aprendiendo”, dice el joven de 21 años, quien aspira a graduarse como oficial de la institución.
Geovanny Naranjo es director de Educación de la Policía. Este jueves 10 de diciembre del 2020 explicó que desde marzo pasado, cuando el presidente Lenín Moreno declaró la emergencia sanitaria, las 15 escuelas de formación cerraron y los jóvenes fueron enviados a sus casas. “Pero no se paralizaron las clases. Tuvimos que usar plataformas virtuales, adaptar las mallas y nuestra planificación”, dice el oficial.
De los 1 041 aspirantes, 856 serán parte de la tropa y 185 oficiales. Para graduarse, deben cumplir con un proceso de aprendizaje que tiene dos componentes: eje académico y eje policial.
En el primer caso, los aspirantes aprenden sobre leyes y procedimientos como el Código Penal, Código de Entidades de Seguridad, Criminalística, etc. También reciben formación sobre Derechos Humanos, Violencia de Género, Historia de la Policía y más.
En cambio, en el eje policial, los futuros uniformados deben completar horas de práctica de tiro y manejo de armas, primeros auxilios, defensa táctica, liderazgo, solución de conflictos y más.
Según Naranjo, durante estos nueve meses de pandemia los aspirantes han aprendido los conceptos teóricos mediante clases virtuales a las que se conectan de 07:00 hasta 13:00. Hay talleres de 15:00 a 18:30.
En el caso de los futuros oficiales, ellos también asisten a clases virtuales de la Universidad Central, gracias a un convenio. Los que serán clases y policías se forman en institutos tecnológicos. La idea es que en ambos obtengan títulos de tercer nivel como licenciados en seguridad ciudadana o sean técnicos en seguridad.
Si las clases son impartidas por las escuelas de formación, los estudiantes deben ir con el uniforme y con el cabello corto o recogido, para las mujeres. “Hemos tenido que asumir algunos retos y solucionar problemas”, dice Naranjo.
Las principales dificultades fueron el no contar con una plataforma informática que permita desarrollar las clases virtuales y la falta de conectividad de los estudiantes, en especial los que viven en parroquias rurales del país.
Naranjo aseguró que, en el caso de los futuros oficiales, quienes cumplen con cuatro años de formación, el principal reto fue mantener el componente de prácticas para los aspirantes que ya están en cuarto nivel y quienes tienen previsto graduarse en marzo.
En su caso, ellos fueron repartidos en las unidades de policías de Quito y de Guayaquil para que refuercen la seguridad. Junto con su instructor reciben formación práctica de los procedimientos policiales.
Además, el oficial informó que para el 15 de diciembre próximo los jóvenes que se preparan para ser policías de tropa volverán a las aulas.
Los futuros oficiales, en cambio, volverán a las escuelas de formación en enero. “Vamos a reforzar todo lo aprendido y nos dedicaremos a la formación práctica”, señala Naranjo.