En esta emergencia sanitaria los Bomberos han organizado su equipo para trabajar en actividades complementarias a la seguridad ciudadana. Un grupo apoya con su personal en cinco cinco puntos de ingreso a la ciudad, para monitorear la temperatura de la gente que llega. Foto cortesía Cuerpo de Bomberos Quito
El 1 de abril de 1944, se fundó oficialmente el Cuerpo de Bomberos de Quito. En este 2020, la institución que cuenta con 900 miembros cumple 76 años y está centrado en el apoyo para enfrentar la emergencia sanitaria vigente en Ecuador desde el 12 de marzo pasado.
Los Bomberos han organizado su equipo para trabajar en actividades complementarias a la seguridad ciudadana en cinco ejes, explica Esteban Cárdenas, su comandante. Un grupo apoya con su personal en cinco cinco puntos de ingreso a la ciudad, para monitorear la temperatura de la gente que llega.
Otro apoya en el control en el ingreso a los mercados, para que la ciudadanía aplique las medidas preventivas (mascarilla y guantes) y que se respete la calendarización por último dígito de la cédula, como ha dispuesto el Municipio, para evitar aglomeraciones.
Una de las tareas más especiales en estos tiempos es el trabajo de equipos que están transportando a diario a 15 niños de familias de escasos recursos que requieren de diálisis para vivir. Los recogen en sus casas, los llevan al Hospital Baca Ortiz y luego los llevan de regreso.
Otro equipo trabaja con la Secretaría de inclusión y la Unidad Patronato San José, para distribuir las donaciones para personas de escasos recursos que requieren de ayuda para poder cumplir con el aislamiento preventivo obligatorio que estará vigente al menos hasta el próximo 5 de abril.
Adicionalmente, el toque de queda, equipos de Bomberos trabajan en la desinfección de vías y aceras cercanas a hospitales y mercados, que son los puntos de más concentración de gente, explicó Cárdenas.
Una tarea especial la realizan los equipos de paramédicos de la Estación Martín Reimberg, que es la primera con la que contó la institución cuando fue fundada y está ubicada en la Veintimilla y Reina Victoria, en La Mariscal. Esta se dedica exclusivamente a seguir disposiciones del Ministerio de Salud para movilizar a pacientes con covid-19 que requieran de hospitalización en las casas de salud destinadas en Quito para estos casos.
En ella trabajan dos paramédicos y un conductor, que usan equipo de protección especial. Se trata de trajes blancos que se colocan sobre la bata y que los cubren de pies a cabeza. Además, usan doble mascarilla, gafas y guantes.
Mientras tanto, su equipo de paramédicos continúa en sus labores regulares. Pero incluso en esa tarea se han evidenciado cambios. Mientras el promedio en días normales es de unas 45 a 50 atenciones de emergencias médicas, por estos días atienden entre 65 a 70 y las afecciones más comunes son las cardíacas, los accidentes cerebrovasculares y los problemas respiratorios no asociados a covid-19.
En cambio, la atención a accidentes se ha reducido considerablemente, porque se ha reducido al mínimo el tránsito vehicular. Sin embargo, ha habido casos como un accidente de consideración ocurrido el martes 31 de marzo en la avenida Simón Bolívar.
Los 900 bomberos están distribuidos en tres turnos y se adecuaron los horarios para trabajar cuatro días completos y descansar ocho. Pero hay un grupo de unas 60 personas que está de vacaciones, debido a su vulnerabilidad: tienen más de 55 años, problemas de salud por debilidad inmunológica, son mujeres embarazadas o en lactancia. La idea, dice Cárdenas, es precautelar su bienestar.
La historia del Cuerpo de Bomberos empezó antes de ese 1 de abril 1944, relata su comandante, pues un grupo de voluntarios trabajó en graves incendios que ocurrieron en la ciudad. Luego de la estación No. 1 Martín Reimberg, se estableció otra en la calle Rocafuerte, ubicada en la Loma Grande . Después, la institución creció lenta y progresivamente, porque en décadas pasadas los gobiernos y municipios disponían pocos recursos para su funcionamiento.
Pero agrega que el 2003 fue un antes y después en estas instituciones, pues tras un incendio en el Congreso, el Estado reconoció el trabajo de estos uniformados y decidió el incremento de los ingresos para que mejore su infraestructura y capacitación.
Actualmente, el Cuerpo de Bomberos de Quito tiene 23 estaciones, trabaja en la formación de sus bomberos, brinda apoyo y conocimientos a los equipos de otros cantones del país y forma parte de la Organización de Bomberos Latinoamericanos, con quienes comparte actividades periódicamente.
Para Cárdenas, una de las principales características de esta institución es su capacidad de resiliencia y su trabajo para transmitirla a la ciudadanía ante situaciones complejas como las que vive el país y el mundo ahora, a causa de la pandemia causada por una cepa del coronavirus. “Nos adaptamos a lo que pasa y podemos brindar un servicio eficiente y de calidad”, dice, y recuerda momentos complejos donde tuvieron que brindar una respuesta inmediata ante emergencias muy complejas, como el terremoto de Pedernales, del 16 de abril del 2016.
También han trabajado en emergencias volcánicas, movimientos en masa e incendios forestales graves, como el del cerro Casitagua este 2020, que lograron controlar luego de largas e intensas jornadas de trabajo en equipo.