La corona o espina de Cristo es una planta muy común en los jardines ecuatorianos. Es originaria de Madagascar y es un arbusto espinoso que mide de 1 a 2 metros de alto. Posee flores reunidas en pequeños manojos y unas brácteas muy vistosas de tonos naranja, rojo y amarillo, según el cultivar.
La corona de Cristo soporta los rayos de sol, pero se hace más bonita con semisombra. En interiores son convenientes los lugares muy iluminados.
Según la página www.articulosinfojardin.com, esta especie no tolera el frío si tiene las raíces húmedas, por esa razón hay que cuidar mucho el sustrato, que necesita un buen drenaje para estar siempre seco.
El riego no es ningún problema. Debe ser moderado en el invierno y abundante durante el verano. Pero aún en verano, tres riegos por semana es la medida más adecuada.
La espina de Cristo se multiplica por esquejes terminales. Para eso, se utilizan los brotes más viejos, se meten en agua templada y se dejan secar el corte varios días. Luego se plantan en sustrato mezcla de turba y arena.