Pablo Argüello
De la forma en que el Gobierno ha defendido la relación con Irán, bajo el argumento de nuestra soberanía para decidir con quién establecemos nexos comerciales o no, me queda un sabor de que el Presidente se refiere más a su soberanía que a la de todos los ecuatorianos.
Considerando la gravedad de las implicaciones que esta relación pudiera tener sobre la vida de los ecuatorianos, debido a las potenciales sanciones, restricciones o embargos que pudieran devenir de las consideraciones del GAFI, me pregunto, si este acuerdo no debería ser ratificado por la Asamblea Nacional, como en su momento debía ser ratificado un potencial acuerdo comercial con Estados Unidos.
Algunos dirán que sería una pérdida de tiempo, ya que la Asamblea, de mayoría gobiernista, no cuestionará las decisiones del Ejecutivo. Pero este es justamente el punto de discusión; ¿la decisión de establecer un vínculo comercial con Irán es decisión del Gobierno o del Estado? El sentido común dice que si nos afecta a todos, como es el caso, es una decisión en la que deberíamos participar todos a través de la Asamblea Nacional o, en su defecto, una consulta popular.
Pues entonces, exijamos a nuestros asambleístas que cumplan con su deber, que debatan públicamente los pros y los contras de un acuerdo con Irán y ratifiquen o rechacen el convenio como corresponde.