Redacción Tulcán
Los camiones que llegaron con ganado ayer a la feria de Tulcán pasaron por un riguroso control. La confirmación de un foco infeccioso de fiebre aftosa en la parroquia Maldonado, en el sector de Chilmá Bajo, obligó a desinfectar los automotores y a examinar a los animales.
Alberto Zúñiga, comerciante colombiano, no sabía qué es lo que ocurría. Él llegó a las 06:30, con seis cabezas de ganado, que compró en Pasto (Colombia) y en el cantón San Gabriel (Carchi).
“Dicen que van a cerrar la feria por un brote de aftosa. En Colombia existe un mayor control para combatir la fiebre. Aquí todavía nos arriesgamos a comprar ganado enfermo”.
Zúñiga se apresuró a vender los animales y pidió a otro comerciante que le informe si se declarará la cuarentena, para no viajar.
Iván Mera, un comerciante ambateño, compró 11 reses a tres negociantes. “El precio no ha variado, pagué USD 600 por unas reses y USD 750 por otra ”.
Mera comentó que las restricciones de vender ganado en Imbabura empiezan a afectar. “Llevo las vacas hasta Ambato, para negociarlas en la feria. Solo en movilización gasto USD 120”.
Viviana Revelo compró una vacona en USD 350 y la ofertaba en USD 380. Ella no tenía el certificado de vacunación del animal y hasta el mediodía no lo vendió. “El negocio está malo y sin la vacuna no quieren comprar”.
Los negociantes que finiquitaban las ventas del ganado pedían al personal de Agrocalidad que chequeara a los animales y que se desinfectara a los vehículos.
Fabián Buenaño, de Agrocalidad, rociaba con yodo las llantas y los baldes de los camiones, mientras que un médico veterinario chequeaba a todos los animales que parecían estar contagiados.
Hernán Álvarez, director de Agrocalidad en Carchi, repetía constantemente a los comerciantes que la movilización de ganado desde Imbabura estaba prohibida.
“En esa zona se declaró la cuarentena y no se permite el ingreso de ganado para el camal”. Les recordó también que las únicas guías válidas para la movilización de las vacas son las extendidas por Agrocalidad.
Édison Montenegro, campesino de Julio Andrade, sugería que la vacunación se haga en las ferias. Álvarez explicó que no es conveniente. “Los ganaderos están obligados a inmunizar a sus animales contra la aftosa, en las dos campañas que hay en el año”.
En la provincia hay 10 brigadistas que por ahora recorren las parroquias fronterizas Tufiño, El Chical y Maldonado.
Los brigadistas ya inmunizaron 300 ejemplares y se espera cubrir un total de 2 000. El recorrido empezó en esta zona por el brote de aftosa, que se detectó en los 15 bovinos de Chilmá Bajo. La propiedad de Romel Castro está en cuarentena y la enfermedad en ese sitio ya está controlada.
Sin embargo, se seguirá con la vigilancia epidemiológica y los controles en las ferias ganaderas de Tulcán, Julio Andrade y San Gabriel. En esas zonas de frontera, hace cuatro años que no se reportaban casos de fiebre aftosa.
La aparición de un foco infeccioso obligará a Colombia a extremar las medidas de seguridad en los pasos fronterizos. Ellos tienen personal del Instituto Colombiano Agrario (ICA) desplazado en estos sitios.