La carga viral se mide con un test PCR, que se analiza en centros como el del Instituto de Investigación en Salud. Foto: Twitter / Inspi
Una vez que un virus como el SARS-CoV-2 -que produce el covid-19– entra en el organismo, invade las células y se replica miles de veces. Esas copias se van acumulando y el paciente tendrá más virus. Esto implica que los síntomas respiratorios aparecerán y, entonces las posibilidades de contagiar serán mayores.
A esta concentración se conoce como carga viral, que es el número de microorganismos presentes en una determinada muestra. Especialistas los describen como entes perversos, que provocan patologías graves. Pero requieren de un organismo vivo para reproducirse, por lo que invaden las células del cuerpo humano.
“El virus necesita de la célula para replicarse. Cuando cumple con esa misión provoca un estallido y empieza a causar daño”. Lo explica Estefanía Espín, ingeniera en Biotecnología y docente de genética.
Ella los compara con “cerrajeros especializados en encontrar la llave específica de las cerraduras de las células”. Esta -señala- es conocida como el receptor ACE2 y está presente en las células pulmonares.
Estudios indican que se reproducen en el tracto respiratorio, fosas nasales e, incluso, en el intestino. Es por ello que aparecen síntomas como tos seca, dificultad para respirar y diarrea, menciona el infectólogo David Larreátegui.
Cuando ingresan, lo hacen de forma camuflada para evitar que los anticuerpos o el sistema inmunológico se active.
“El sistema inmune, incluso si se trata de una persona saludable, tiene grandes dificultades para combatir esos microorganismos. La cantidad con la que resulta infectado muy probablemente determina el balance en la guerra que se libra entre el virus y su sistema”, señaló Wendy Barclay, del departamento de Enfermedades Infecciosas del Imperial College de Londres, citada por BBC.
La carga viral incide en el aparecimiento de síntomas que generalmente se presentan el día cuarto o quinto; además resultan los de mayor contagio. También se han registrado en el segundo y tercero, según los consultados.
Al séptimo, la cantidad de virus disminuye, por lo que es menos posible encontrarlos en muestras nasales o faríngeas. Pero se mantiene en los pulmones, por eso es el órgano más afectado por esta cepa.
Aunque este -advierten los expertos- tiene un “superpoder”: puede ser transmitido sin que haya síntomas o pese a que estos sean muy leves.
Investigadores del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades descubrieron, en marzo, que 85% de los diagnosticados solo desarrolló fiebre y molestias leves. Un 10% tuvo problemas más intensos y solo el 5% presentó complicaciones graves.
En Ecuador ocurre una dinámica similar. Hasta el viernes, de los 26 336 casos confirmados, 20 988 no presentaron problemas graves. Representa el 79,6% del total de infectados.
Para quien tiene síntomas leves, el virus dura 14 días, extendiéndose hasta 21. En los graves supera los 30 días. La duración es mayor en quienes superan los 60 años.
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