Con un sujeto político, el Ejecutivo, actuando sin control, con limitada observación externa y sin conteo de votos imparcial se pone en riesgo la transparencia. Un requisito indispensable para que la democracia brille es la transparencia en el proceso electoral y en el conteo de votos. En la consulta están en juego muchas cosas importantes como para tomarse las cosas a la ligera. La libertad corre severos peligros. Está en juego la justicia y su independencia del Poder Ejecutivo, está en riesgo la libertad de expresión y la acción de los medios de comunicación, algo indispensable en una sociedad que se quiere libre. El Consejo Nacional Electoral se ha mostrado impotente para trazar la cancha de una justa imparcial donde la libertad del debate, los argumentos y las ideas primen.
A la hora de observar la actuación del Ejecutivo, el CNE se ha mostrado tibio y eso puede conducir a la ausencia de la imparcialidad que un juez equilibrado debe anteponer a las presiones y aún a las simpatías personales o afinidades ideológicas o políticas.
El sujeto político Presidente ha actuado en esta campaña sin control del Consejo Nacional Electoral. Los fondos públicos que pertenecen a todos los ecuatorianos han sido empleados y esto puede significar un abuso de una posición privilegiada y, desde luego, una falta de equidad.
Funcionarios de alto rango y autoridades seccionales de elección popular se reúnen para trazar estrategias políticas y se movilizan por el territorio nacional en pleno proselitismo, descuidando sus tareas específicas. Como si esto fuera poco, las misiones de observadores internacionales parecen que no serán abundantes en delegados. Es menester que estén atentas. Y a la hora del conteo no existen observadores imparciales ajenos a las autoridades electorales que serán las únicas quienes cuenten los votos. Que se lo haga con transparencia.