Redacción Espectáculo
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‘Para ti mi canción / bajará la quebrada / ojalá llegue al río / donde estás, amada / y te diga al oído / el cañar me ha soplado / y que ha quebrado mis versos de amor / para decirte mía”.
El homenaje
El concierto será hoy en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura, a las 19:30. Se sumarán las voces de Juan Fernando Velasco, Loly Burneo, Pueblo Nuevo, Katleya, Los Reales y la Orquesta Sinfónica de Pichincha, dirigida por Édgar Palacios.
Las adhesiones tienen un costo de USD 12, 15, 25 y 35, pero hubo quienes adquirieron su boleto hasta por USD 500.
Los fondos recaudados serán para el programa social Médicos de los Caminos, que brinda atención gratuita en diversas poblaciones del país.
¿Quién no ha escuchado estos versos en las voces de Pueblo Nuevo o Juan Fernando Velasco? A tajitos de caña es uno de los temas más emblemáticos de la música ecuatoriana y este año celebra su 35 cumpleaños.
Su autor, Hernán Sotomayor Veintimilla, decidió unir sus dos pasiones en este homenaje: la música y la medicina. Lo que para él es una fiesta musical llena de emociones, también es una oportunidad para continuar con su programa Médicos de los Caminos, que recorre las vías del país para tratar a pacientes en lugares alejados de las ciudades.
Ayer participaba en uno de los últimos ensayos previo al concierto de hoy, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura. Decía sentirse emocionado:
“Estoy viviendo momentos tan intensos e impensables como cuando compuse A tajitos de caña. Ahora estoy en un entorno urbano muy distinto a la hacienda de entonces, pero me remonta a aquellos momentos”.
Recuerda que tenía entre 17 y 18 años cuando empezó a crearla. Prefiere no revelar la identidad de la mujer que motivó la creación de este tema. “La musa está en lo más recóndito de la memoria, porque se fue desmitificando a medida que pasaba el tiempo”.
Lo que sí revela es el paraje donde nacieron esos versos que han sonado en la voz de Los Reales, Pueblo Nuevo, Juan Fernando Velasco y muchos otros. Fue en el valle de Catamayo, en su Loja natal. La escribió mirando el paisaje que había en la hacienda Valle Hermoso, de su familia.
Jamás imaginó que la canción se volvería tan popular. La compuso poco a poco y cada vez que la pulía le gustaba más. Hoy adora escucharla en todas sus versiones, y afirma que ninguna es mejor que otra. Quienes la escucharon en su versión original en vivo, cuando aún no llegaba al disco de 45 revoluciones que publicó con Pueblo Nuevo en 1979, dicen que esa, de la que no hay registro, fue la mejor.
Pero una de las cosas que más disfruta Sotomayor es escucharla en alguna fiesta, cuando algún espontáneo la canta frente a él, sin saber que es su creador. Hoy A tajitos de caña no es solo de su autor, es un tema de cada ecuatoriano.