El confinamiento impulsa otra vez al 'delivery' en Ecuador

Sabor Típico Manabita es un restaurante, en Guayaquil, que utiliza dos aplicaciones para enviar pedidos. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Sabor Típico Manabita es un restaurante, en Guayaquil, que utiliza dos aplicaciones para enviar pedidos. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Sabor Típico Manabita es un restaurante, en Guayaquil, que utiliza dos aplicaciones para enviar pedidos. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Adaptarse o cerrar. La frase describe la situación que atraviesan los restaurantes y locales de comida del país.

Impulsados por la pandemia y las restricciones de movilidad, estos negocios han tenido que subirse al tren de las ‘apps’ de comida a domicilio.

A través del ‘delivery’ buscan responder a las nuevas necesidades de los clientes, quienes ya no son solo los que se sientan en una mesa del restaurante. Ahora, y más con los horarios de toques de queda y el confinamiento, son aquellos que miran la carta a través de una pantalla y disfrutan de la comida en su casa.

Para los dueños de restaurantes se trata de un reto el conquistar el mercado de los envíos a domicilio. Sin embargo, los costos del servicio de aplicaciones son altos y no siempre los números dan para asumirlos.

Francesca Ferrero, presidenta de la Asociación de Restaurantes del Guayas, señala que las empresas de entrega a domicilio tienen tarifas de entre 15% y 35% por cada pedido.

Por ejemplo, si un plato cuesta USD 10 y este incluye IVA; cuando se factura la aplicación calcula la comisión incluido el valor del impuesto.

Según Ferrero, antes de la propagación del covid-19, el ‘delivery’ representaba entre el 10 y 15%. Pero actualmente, en algunos casos, representa al 50% de la facturación.

“Quizás antes se sorteaba el tema de la comisión porque el reparto a casa no era una parte significativa de los negocios, pero ahora con las tasas elevadas es un poco inviable, más para los pequeños locales”, asegura.

Mariela Zambrano es propietaria del restaurante Sabor Típico Manabita, en Guayaquil. Hace tres años incluyó el ‘delivery’ dentro de su negocio, inició con tres plataformas, pero ahora por el costo solo tiene dos.

Las plataformas entregan pedidos de restaurantes, supermercados, farmacias. Con cada uno negocia un porcentaje de comisión diferente.

“Es un arma de doble filo”. Así califica David Alarcón, gerente de una pizzería, ubicada en Quito, el uso de las aplicaciones para ‘delivery’.

Por un lado, está el tema de la comisión de la plataforma, que se calcula del valor en bruto. Por ejemplo, de toda su facturación, las ‘app’ se quedan con el 15%, explica Alarcón. Aparte de ese valor, los restaurantes deben separar un 10% de servicio que se entrega a sus empleados. Con ello, los ingresos del restaurante son del 75% del valor de compra.

Sin embargo, dice que las aplicaciones han ayudado a incrementar el número de pedidos y ahora son el 50% de la facturación, es decir, el doble de antes de la pandemia.

“Los costos son elevados, pero no podemos estar fuera, porque hay un mercado de clientes jóvenes que prefieren las aplicaciones”.

Alarcón cuenta que la pizzería ha desarrollado su propia ‘app’ y que estos pedidos son despachados por los meseros a quienes por la crisis han pasado a trabajar como motorizados.

La misma estrategia emplea Hunter’s, un restaurante de Quito. Stalin Velastegui, administrador, cuenta que debido al costo de las ‘apps’ armaron su propio ‘delivery’. Los pedidos se reciben por teléfono.

La flota de repartidores está compuesta por los meseros, a quienes por la crisis se les ha recortado las horas y el sueldo. En lugar de quedarse en sus casas usan sus vehículos para llevar la comida. Por cada kilómetro recorrido cobran USD 0,50.

La empresa ha comprado uniformes de bioseguridad para los repartidores y maletas en donde guardar la comida. “La recepción ha sido buena, porque los clientes saben que la persona que lleva su pedido no ha estado recorriendo toda la ciudad, sino que solo trabaja con nosotros”.

Por el Día de la Madre, los repartidores enviarán una rosa de cortesía.

Este Diario consultó a tres aplicaciones de servicio de delivery sobre la operación de sus servicio, pero no recibió respuesta hasta el cierre de esta edición (18:00).

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