La Conaie evalúa el paro y ya piensa en las elecciones

Miembros de las organizaciones indígenas, durante una concentración en la Casa de la Cultura, el 11 de octubre. Foto: archivo / EL COMERCIO

Miembros de las organizaciones indígenas, durante una concentración en la Casa de la Cultura, el 11 de octubre. Foto: archivo / EL COMERCIO

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Ha transcurrido una semana desde que se iniciaron los diálogos entre los indígenas y el Gobierno. El proceso puso fin a 11 días de crisis en el país, tras la derogatoria del Decreto 883, que eliminó el subsidio a los combustibles.

La Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) definirá el futuro del acuerdo en los próximos días. Pero también ya piensa en las elecciones presidenciales del 2021.

Tanto Jaime Vargas, presidente de la Conaie, como Leonidas Iza, titular del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi, coinciden en que aún hay temas pendientes: los fallecidos, apresados y heridos en las protestas; así como las anunciadas investigaciones fiscales en su contra.

La organización definirá el futuro del acuerdo en un consejo ampliado de la Conaie ante la posibilidad de que se instauren procesos penales por los actos violentos de la paralización de los 11 días, ya actúan para denunciar nacional e internacionalmente la actuación de la Policía en su contra.

Ayer, 18 de octubre del 2019, los dirigentes indígenas se reunieron con la misión internacional del Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES). A finales de octubre, se espera el arribo de otras dos delegaciones de la CIDH y de la ONU, para constatar los hechos.

A pesar de esto, aún permanece un diálogo con el Gobierno. Iza calificó de “fructífera” a la última reunión que tuvo la mesa técnica que se conformó el domingo pasado, reconoció que no se avanzó en la elaboración del nuevo Decreto sobre los subsidios. Más bien, salieron otros temas, como la situación de los encarcelados. La Conaie pide su amnistía.

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El futuro político

En esta última movilización indígena quedaron en evidencia los nuevos liderazgos en el bloque. Iza es uno de los delegados de la Conaie para presidir el diálogo con el Gobierno. Tiene su respaldo en las bases de Cotopaxi. Prueba de ello fueron los miles de indígenas de esa provincia que se trasladaron a Quito durante el paro.

El Censo de Población del 2010 registra 1 018 176 personas autodefinidas como indígenas, de las cuales el 56,6% está en Chimborazo, seguido de Pichincha, Imbabura, Cotopaxi y Morona Santiago.

De acuerdo con las proyecciones que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el país crece anualmente entre 1,66% y 1,38% en una década (2010-2020). Con base en ese cálculo, para este año son 1 168 188 indígenas y para el 2020 serían 1 184 309. Esto significa que se mantienen en casi el 7% de la población general.

Pablo Ospina, historiador e investigador de movimientos indígenas en Latinoamérica, cree que tras la movilización ocurrieron dos hechos concretos.

Por un lado, el movimiento se fortaleció con sus bases, es decir con el 7% de la población. Por otro, también se configuró un nuevo equilibrio de fuerzas políticas. Ospina cree que la movilización hizo retroceder al Gobierno y visibilizó a los sectores sociales nuevamente.

El analista político Santiago Basabe también cree que el movimiento indígena se consolidó internamente al lograr la Derogatoria. Sin embargo, de cara al 2021, el experto dice que la Conaie tendrá un reto enorme: cerrar las distancias que está empezando a marcar la población blanco-mestiza, por no estar de acuerdo con la movilización y la forma en que actuaron en algunas ciudades.

Ospina concuerda y cree que la movilización abonó en la polarización del país. En un extremo se ubican -dice- quienes apoyan las propuestas de los indígenas y de otras organizaciones sociales de base.

Miembros de las organizaciones indígenas, durante una concentración en la Casa de la Cultura, el 11 de octubre. Foto: archivo / EL COMERCIO

En el otro, se mueven los ciudadanos de clase media y alta que rechazaron el paro y no se oponían al ajuste. En un tercer espectro, Basabe y Ospina señalan que aún permanecen sectores afines al correísmo.

Históricamente, según Ospina, el movimiento indígena ha realizado grandes movilizaciones desde 1990 y ha sido polo de atracción de otras organizaciones afines. El momento indígena lo tiene claro y, según Iza, quieren aglutinar a otros sectores sociales, como a los trabajadores. Esa será su estrategia a futuro, una vez que han definido que para el 2021 correrán con un candidato presidencial propio con su brazo político, Pachakutik.

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