La comunidad de Iruguincho, en Imbabura, impulsa el turismo de aguas termales, bosques y cascadas

Miembros del Grupo Aves de Imbabura, durante un recorrido para el avistamiento de pájaros de la zona. Foto: cortesía Geoparque Imbabura

Miembros del Grupo Aves de Imbabura, durante un recorrido para el avistamiento de pájaros de la zona. Foto: cortesía Geoparque Imbabura

La cascada Conrayaro, que tiene una caída de agua de 30 metros y es considerada la más grande de Imbabura. Foto: cortesía Geoparque Imbabura

El murmullo del agua de un río, que se abre paso entre las montañas Conrayaro, Cuchilla y Pan de Azúcar, acompaña a los habitantes y visitantes de la comunidad de Iruguincho. Esta localidad ubicada en el suroccidente del cantón Urcuquí, en la provincia de Imbabura, se ha convertido en uno de los nuevos atractivos turísticos de la Sierra norte del Ecuador.

Su geografía compuesta por ríos, cascadas, bosques y una fuente de agua termal permitieron que fuera designada como uno de los 50 atractivos de Geoparque Imbabura. Aquí está la cascada más grande de la provincia. Se trata de Conrayaro, que tiene una caída de agua de más de 30 metros.

Su esplendor es un premio a los ojos de los aventureros, que deben recorrer 2,5 kilómetros, caminando o montados sobre un caballo, por un sendero flanqueado de árboles de arrayán, guayabo, pumamaqui, aliso y laurel, entre otros.

Iruguincho es también un escenario para el avistamiento de aves. Pájaros con plumajes multicolores, como el picaflor, gorrión, huiracchuro y la discreta pava de monte, revolotean por los árboles.

Miembros del Grupo Aves de Imbabura, durante un recorrido para el avistamiento de pájaros de la zona. Foto: cortesía Geoparque Imbabura

En la parte alta de la cascada de Conrayaro también se han instalado poleas para los amantes del canyoning o descenso. “Desde el año anterior los fines de semana llegan personas que practican este deporte extremo”, explica Diego Guadalango, presidente de Iruguincho. Los 977 habitantes de esta comunidad son los guardianes de este paraíso, que colinda con la Reserva Ecológica Cotacachi-Cayapas.

Para los vecinos del sector la llegada de cada vez más visitantes se ha convertido en una oportunidad para instalar emprendimientos, principalmente gastronómicos. Aquí se puede disfrutar de platos como el caldo de gallina criolla, fritada, choclos con queso y trucha frita. Esta última está vinculada a varias iniciativas turísticas de campesinos, que han instalado piscinas para la pesca deportiva.

Pero, el principal atractivo es el balneario de agua termal del Complejo Timbuyacu. El líquido aflora humeante a 20 grados centígrados. Sus propiedades, ricas en magnesio, calcio, hierro y otros minerales, le han dado la fama de ser un bálsamo para dolencias de la piel y huesos.

El Complejo de Timbuyacu posee tres piscinas de agua termal. Foto: cortesía comunidad de Iruguincho

Desde el 2020, la Prefectura de Imbabura mejoró las instalaciones del balneario, a la que se llega por una vía asfaltada. Ahora hay una piscina de agua termal y otra de agua temperada. También baños de cajón, sauna y turco. Además, cuenta con tres cabañas y un área para los aventureros que prefieren pasar la noche en carpas. Hay señales fijas instaladas, con información básica, para que se guíen los visitantes.

Esos trabajos son parte del equipamiento que se requiere para diversificar la oferta de los geositios, que tienen interés geológico, turístico y ambiental, explica Carlos Merizalde, coordinador del proyecto Geoparque Imbabura.

El costo de los servicios

El ingreso al balneario cuesta USD 4 para adultos; los niños y adultos mayores pagan el 50%

El baño de cajón, sauna y turco vale USD 3

El alquiler de una cabaña para dos personas tiene el valor de USD 10.

El espacio para instalar una carpa, por una noche, cuesta USD 3

La cabalgada a caballo desde el balneario a la cascada cuesta USD 5

Los patos
de comida fluctúan entre USD 2 y 5

Iruguincho está tapizado por un bosque primario, en el que se han identificado especies como el arrayán, guayabo, pumamaqui, aliso y laurel. Foto: Cortesía Geoparque Imbabura

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