Cientos de personas, de diferentes parte del país, llegaron en busca de oro hace 15 días; luego fueron desalojadas. Foto: Cortesía Gobernación del Carchi
La apertura de una vía de tercer orden dejó a la intemperie rocas con supuestas chispas de oro. Eso atrajo a los buscadores del metal dorado hasta El Cielito, una de las 18 comunas de la parroquia Jacinto Jijón y Caamaño, pertenecientes al cantón Mira, en Carchi.
“Esto era una locura. Hace 15 días había cientos de personas que llegaron desde Lita (Imbabura), San Lorenzo (Esmeraldas), Zaruma (El Oro), Ponce Enríquez (Azuay)…”, comenta uno de los policías que custodia esta zona subtropical.
Actualmente, el paso hacia la comunidad, que tiene casas dispersas, está prohibido para personas que no habitan en el sector. Así advierte uno de los seis militares que controla la carretera de ingreso.
Junto a una carpa de lona verde ellos vigilan las 24 horas. “Esa disposición recibimos para evitar la explotación minera ilegal, que trae otros problemas como elcontrabando y la presencia de armas”, asegura William Soria, comandante del Grupo de Caballería Mecanizada Yaguachi, a cargo de la vigilancia de la localidad.
El Cielito está ubicado en una montaña cubierta por árboles de guayaba, balsa, espino… También hay sembríos de plátano, naranja, naranjilla y maíz, que son el sustento de los campesinos.
Pero desde que corrió el rumor sobre la presencia de oro, que salió a la luz mientras un tractor abría un camino secundario, comenzaron a llegar personas de varias regiones.
Al lugar se ingresa por la carretera Ibarra-San Lorenzo. Se llega al sector de Cachaco y se cruza un puente colgante, ubicado sobre el río Mira, en la frontera entre Imbabura y Carchi. Luego se avanza por un sendero de tierra hasta la comunidad El Cielito.
Varias fosas abiertas en los taludes de la montaña, latas de atún, envases de gaseosas, ollas, ropas, platos y cucharas desechables, entre otros, son la muestra del paso de los mineros artesanales por la zona.
Al parecer, durante una semana buscaron oro ávidamente, escarbando en la tierra y rocas con picos, barras y palas.
La noticia también llegó a las autoridades. El gobernador de Carchi, Juan Carlos Jaramillo; Cristian Terán, funcionario de la Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom), y Francisco Narváez, comandante de la Brigada Andes, arribaron al sector.
Según Jaramillo, el día de su visita -el 2 de este mes- había entre 400 y 500 personas que realizaban excavaciones con el fin de extraer rocas donde aparentemente había oro.
Se cree que muchos eran expertos en este tipo de actividad, pues provenían de otras zonas mineras del Ecuador.
Jaramillo les explicó los riesgos y peligros que acarrea esta actividad. También les indicó que la explotación se debe hacer a través de un trámite de concesión; caso contrario, es una práctica ilegal.
Terán les señaló que las excavaciones antitécnicas podían poner en riesgo la vida de las personas que se encontraban en el lugar. Luego vino el desalojo, dice, de forma pacífica. Sin embargo, aún es posible observar a personas equipadas con machetes y palas, que deambulan por la comunidad en busca de oro.
La mayoría prefiere no hablar. Aunque, Cristian Ordóñez, de 56 años, comenta que llegó hace cinco días desde su natal Zaruma, a “probar suerte”. Alquiló una habitación en la casa de un campesino. Pero lamenta que el miedo se haya apoderado de la gente, que no está acostumbrada a la presencia ni los interrogatorios de la fuerza pública.
Como muchos, carga una mochila en la que lleva una cuña de acero, un martillo, una batea de madera y una brújula.
Señala que esas son las herramientas de un minero. Pero que los buscadores de oro tienen una suerte de sexto sentido, pues asegura que incluso pueden ‘oler’ el oro. “Es un aroma indescriptible que hace latir más rápido el corazón”.
Vestido con camisa, pantalón y botas de caucho, cuenta que no se irá hasta encontrar un fragmento del apreciado metal, que justifique haber viajado desde el sur del país.
Ordóñez está seguro que entre las entrañas de la montaña están escondidas las vetas.
Él llegó hasta este rincón de Carchi siguiendo la huella de sus colegas, que habrían llegado a Cuenca y Zaruma, con muestras de cuarzo de El Cielito para comprobar, en los laboratorios, la presencia del apetecido mineral.
Según José Vicente Calderón, presidente de la Junta Parroquial de Jacinto Jijón y Caamaño, los técnicos de Arcom les confirmaron que hay una posible veta de oro.
Y aseguró que el miércoles 15 de febrero del 2017 se reunió con los presidentes de las comunidades, en el sector de Río Verde, para informarles las novedades.
Para los 1 588 habitantes de la parroquia el tema minero es nuevo. La mayoría se dedica a tareas agrícolas y ganaderas.
Según Calderón, una concesión de la mina estaría en trámite. Así le habrían informado técnicos de Arcom.
Los vecinos del sector esperan ser tomados en cuenta para obtener beneficios.