Una comisión fantasma, tras los despidos

El área quirúrgica es una de las más críticas. En el Pablo Arturo hay cinco quirófanos, insuficientes para responder a toda la demanda.

El área quirúrgica es una de las más críticas. En el Pablo Arturo hay cinco quirófanos, insuficientes para responder a toda la demanda.

En el Hospital Pablo Arturo Suárez se produjeron 34 despidos. Cinco de ellos fueron especialistas: el jefe de cirugías, un traumatólogo, un cardiólogo, un neurólogo y el único psiquiatra que atendía la unidad de salud mental.

El director encargado del Hospital Pablo Arturo Suárez, Álvaro Guamantica, asegura que ninguna autoridad intervino en la salida del personal. El análisis lo hizo una comisión, cuyos nombres no se conocen, del Ministerio de Relaciones Laborales, que trabajó durante tres meses en el hospital.

Pero ni el mismo Guamantica sabe nada de esa comisión, pese a que trabajó en su oficina durante abril, mayo y junio. Lo único que dice conocer el director es que “era un grupo de 30 personas y que un ingeniero les dirigía”.

“Ellos vieron las múltiples facetas de las personas del hospital y evaluaron las hojas de vida. No fue hecho al azar”.

Esa comisión del Ministerio de Relaciones Laborales tiene un halo fantasmal. Algunas de las personas despedidas han intentado pedir una recalificación sin ninguna respuesta. Simplemente, no hay nombres de los responsables de la evaluación. En ninguna de las acciones de personal que recibieron los despedidos hay nombres de responsables. Solo hay firmas sin identidad.

A excepción del psiquiatra, todos los puestos vacíos han sido reemplazados, asegura Guamantica. Los contratos se firmaron el 10 de noviembre. Son nombramientos provisionales, que estarán vigentes hasta que el Ministerio de Salud convoque al nuevo concurso de méritos, anunciado supuestamente para diciembre por el ministro David Chiriboga.

Los nuevos especialistas fueron seleccionados a través del Ministerio de Salud, de una red de conocidos por las autoridades del hospital. “Conocemos a la mayoría de profesionales, son amigos nuestros, compañeros, sabemos dónde están y entonces se les hace la propuesta”, explica Guamantica.

No se publicó ningún anuncio en la prensa para receptar carpetas y, al menos, dos de los médicos contratados habían trabajado antes en el hospital o estaban vinculados. Por ejemplo, el traumatólogo Patricio Villegas y el neurólogo Mario Mecías, quienes trabajaban ‘ad honorem’ desde hace algunos años.

Más adelante se publicará un aviso en la prensa para reclutar a enfermeras. El hospital perdió 12 profesionales que renunciaron para ir a trabajar en el nuevo hospital del IESS en Quito, el San Francisco, que empezará a atender en diciembre.

El personal médico del hospital tiene prohibido dar declaraciones sobre la salida de sus compañeros o sobre cualquier otro tema. “Las declaraciones las da el director. La misión de los demás funcionarios tienen que atender a sus pacientes”, dice Guamantica.

Pero entre los médicos hay un temor generalizado por nuevos despidos. Sobre todo, porque las últimas salidas se concretaron, según uno de los especialistas consultados, sin ningún criterio técnico. “Fue una decisión con una consigna política. La gente del Ministerio de lo Laboral solo revisó carpetas, no habló con ningún médico para tener su versión”.

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