La comida se prepara en casa y se vende a domicilio por la covid-19

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Los emprendedores realizan entregas a domicilio. Foto: Cortesía

La pandemia ha obligado a muchas personas a emprender. Las historias que aquí se cuentan tienen un denominador común: la mayoría dejó sus actividades habituales para preparar diferentes platos o productos alimenticios en sus casas y venderlos a hogares de Quito.

Antes de empezar su negocio, Lorena Jarrín desempeñaba su profesión de abogada y esperaba la llegada de su novio, el kinesiólogo chileno Eduardo Delaveau, que sigue una maestría en Barcelona.

Cuando Eduardo arribó a la capital empezaron a cerrar aeropuertos, primero fue el de Barcelona y una semana después el de Quito. Eduardo quedó sin posibilidad de retornar a sus estudios y con todas sus cosas en la ciudad española.

Así que empezó a hacer teletrabajo con pacientes en Quito, pero no era suficiente. “Yo siempre he cocinado; he hecho masa y cocina chilena”. Es así que empezaron a ofrecerlo a sus amigos y familiares, a los que también les gustó.

Decidieron preparar 50 empanadas al día, cocinadas artesanalmente y repartirlas los días en los que el último dígito de la placa de su vehículo lo permitía, además usan un carro prestado con otra placa. La distribución se realiza los miércoles y viernes.

Otra emprendedora es Mayra Prado, quien dice que por el confinamiento se vio obligada a trabajar desde casa y poner en práctica su habilidad con la cocina esmeraldeña. Para impulsar el negocio se asoció con su amiga Adriana Moncayo.

No viven juntas así que se turnan para usar la cocina de sus respectivos domicilios según la cercanía de los pedidos del día. Ellas reciben en su casa lo que necesitan para preparar sus platos.

Mayra cuenta que consiguieron un proveedor de mariscos y una persona que les proporciona verduras y plátano verde, imprescindibles porque preparan y entregan ceviches, que siempre van acompañados de chifles y canguil. Con los verdes también elaboran los patacones, que junto al arroz complementan los encocados que cocinan.

Dicen que la entrega que los proveedores hacen a domicilio encarece un poco el costo de los platos porque hay que pagar el transporte de estos, pero afirma que es mejor así porque no todos los mercados están atendiendo e ir a ellos representa más riesgo.

La entrega la hace sobre todo los lunes, para aprovechar el vehículo de Mayra que puede circular ese día porque su placa termina en 1. Afirma que como les va bien están pensando contratar un motorizado para la entrega o hacerlo a través de un delivery para poder llegar a la gente que requiere sus productos.

En cambio, Odara Oleas cuenta que todo lo hace con productos naturales, aplica lo que ha aprendido en la escuela de gastronomía en la que estudia y los pedidos los recibe de sus contactos en whatsapp.

Ella prefiere las entregas a sitios cercanos y ocasionalmente van a retirar los pedidos a su casa. Odara cuenta que en la parte teórica de su carrera aprendió cómo manejar un negocio y tenía un proyecto de emprendimiento, tiene la idea de abrir un restaurante de cocina fusión a futuro, pero dice que la llegada del nuevo coronavirus y el encierro hicieron que ponga en práctica lo que sabe antes de tiempo.

Advierte que es especialmente hábil en pastelería, esas son las preparaciones que hace durante el confinamiento obligado: “la gente sigue festejando cosas, sigue habiendo cumpleaños, el encierro no cambia eso, los pasteles son requeridos”. Usa el horno y la refrigeradora de su casa, dice que se necesitan ciertas temperaturas en cada receta, por lo que hay que estar atenta con los tiempos de cocción y de refrigeración.

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