El costo de una tzantza en el mercado ilegal puede superar los USD 40 000. Un mercado para encontrar ofertas de estos elementos es Internet. Con una simple búsqueda en Google aparecen ofertas al mejor postor.
Asimismo, los coleccionistas que desean adquirir una tzantza ponen sus anuncios en páginas web. Según la antropóloga del Banco Central del Ecuador en Cuenca, Tamara Landívar, hay datos de que este tipo de comercio se realiza desde 1960. Ella asegura que hay informes que hasta se profanaban tumbas para obtener las cabezas de los cadáveres y convertirlos en tzantzas. “Eso por los años cuarenta o cincuenta”.
La experta afirma que una tzantza siempre estuvo cotizada en el mercado por ser un elemento peculiar. “Al fin y al cabo es un ser humano”. Dice que el comercio de una cabeza reducida es controversial y eso genera valor.
Asimismo, considera que la muerte de estas mujeres en la Amazonia no tiene una vinculación con el ritual shuar de la tzantza. Porque el rito los shuar lo hacían solo con hombres y nunca con mujeres, niños o blancos.
Explica que si las cabezas de las mujeres asesinadas fueron utilizadas para la elaboración de esos elementos, no son verídicas y no tienen un valor etnográfico. “Es como que se quiera vender una pieza de antigüedad hecha hace pocos días”. En el museo del Banco Central en Cuenca hay cuatro tzantzas de más de 60 años.
Para José Acachu, de la Federación Shuar, esta venta es condenable. Para él, una tzantza es patrimonial y no está sujeta a la venta. Coincide con Landívar cuando dice que si se usaron las cabezas de las decapitadas en la Amazonia para elaborar una cabeza reducida no tiene valor como las elaboradas hace 50 ó 60 años.