Comercio informal se frena de lleno en Guatemala tras 15 días en cuarentena

Los miembros de la Cruz Roja Guatemalteca usan trajes protectores después de transportar a quince pacientes infectados con el nuevo coronavirus (covid-19). Foto: AFP

Los miembros de la Cruz Roja Guatemalteca usan trajes protectores después de transportar a quince pacientes infectados con el nuevo coronavirus (covid-19). Foto: AFP

Los miembros de la Cruz Roja Guatemalteca usan trajes protectores después de transportar a quince pacientes infectados con el nuevo coronavirus (covid-19). Foto: AFP

El dinero se empieza a agotar para miles de comerciantes informales y negocios en Guatemala, prácticamente sin clientes desde el inicio de la cuarentena que este martes cumple 15 días en vigencia para evitar la expansión del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad covid-19.

La crisis económica en el país centroamericano a causa de la pandemia afectará a todo el territorio, pero podría ensañarse con el comercio informal, que representa el 70 % de la población económicamente activa (casi seis millones de personas).

Comercio al mínimo

Mayra Ramírez, una voceadora de periódicos de 61 años que desde hace décadas vende los principales rotativos en el mismo punto en la capital guatemalteca, dijo que "los negocios de la capital bajaron bastante", incluyendo la venta de periódicos.

Advirtió que usualmente vende cien periódicos diarios y desde que se instauró la cuarentena ha vendido en promedio 20, lo cual es "complicado", pues de cada rotativo ella obtiene 80 centavos de quetzal (unos 10 centavos de dólar) y "con esta venta tengo que sacar algo para comer".

Como mujer sexagenaria es consciente de estar dentro del grupo objetivo de afectados graves de la enfermedad de la covid-19, pero también es realista al considerar que si no vende algo, tampoco podrá llevar comida a casa y menos ahora que su jornada se ha acortado a la mitad de horas por el toque de queda implementado hace ocho días.

Ventas de comida, de ropa, de electrónicos o de cualquier giro mantenían abajo sus persianas con contadas excepciones este martes, mientras algunos comercios vivían aglomeraciones, como las empresas de telefonía móvil donde docenas de guatemaltecos buscaban pagar sus facturas.

Sin artistas callejeros o los usuales grupos de música alrededor de los cuales se reúne diariamente la población, el paseo peatonal de la Sexta avenida mantenía un ritmo constante de transeúntes, sin llegar a reflejar la usual actividad de la zona en un país que llegó este martes a los 38 casos positivos por la covid-19.

El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, había anunciado inicialmente el 16 de marzo la reducción de actividades empresariales, pero posteriormente dijo que negocios pequeños podían seguir su curso, siempre y cuando se garantice el transporte de los trabajadores, pues el público está suspendido.

Uno de las cafeterías golpeadas por las restricciones, Café Casa, mantenía este martes sus puertas abiertas pero con el acceso restringido a sus instalaciones. Solo se vendían café y otras bebidas para llevar y había dos de los siete trabajadores en acción.

Uno de los trabajadores de la cafetería, Romeo Ajche, jamás pensó llegar a este nivel de crisis y este martes retomó sus acciones con la reapertura del negocio.

"Somos conscientes de que esto no va a parar mañana o pasado, sino hemos hablado que por lo menos unos dos meses en lo que se podría llegar a regularizar", comentó Ajche, al terminar de preparar un capuchino.

El frenazo

Mientras los mercados municipales y cantonales continuaron con su actividad y siguen abastecidos, algunos incluso con aglomeraciones de personas que llevan mascarillas de tela, la economía del país camina a otro ritmo, con signos preocupantes para especialistas.

La economista independiente Vivian Guzmán teme que el impacto económico global y local alcance ya no una "desaceleración, sino un frenazo de la actividad económica" en una "dimensión que no conocemos".

En Guatemala, el tema afecta principalmente la "restricción de la demanda internacional, además de la desaceleración económica mundial", pero la crisis prolongada "nos deja con mucha incertidumbre de los tiempos, porque todo depende de la evolución del virus". 

Lo más preocupante, enfatizó la economista, será "todo lo relacionado a la seguridad de las condiciones de vida de la población, que es un tema de economía humana, porque en países como el nuestro hay una alta proporción de la población en situación de pobreza".

Si bien el presidente Giammattei dijo en los albores de la emergencia sanitaria, previo a contar con casos positivos en el país, que el "bache" económico mundial produciría un punto del PIB menos de lo proyectado (del estimado 4,1 % al 3,1), economistas como Guzmán o como el diputado Samuel Pérez han dicho que, inclusive, es posible alcanzar un crecimiento negativo al cierre del año.

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