Los vendedores informales se quedaron sobre la vereda de la calle Ramírez Dávalos, frente al mercado de Santa Clara. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Los percheros metálicos en donde cuelgan las fundas de caramelos y guirnaldas están vacíos. Un grupo de vendedores espera junto a estos. Son unas ocho mujeres y dos hombres, quienes portan mandiles rosados y conversan sentados sobre la acera.
Ellos trabajan de modo informal, fuera del Mercado de Santa Clara, ubicado en las calles Versalles y Ramírez Dávalos, en el norte de Quito.
La mañana de este lunes 16 de noviembre, los comerciantes informales esperaban afuera del mercado, pero preferían no exhibir sus productos. “Tenemos que organizarnos. No nos pueden impedir que vendamos”, decían las mujeres mientras tomaban el sol.
Otra más les recordaba que “hay que hacer una asociación y posesionarnos”. Ninguna de ellas quiso hablar con este Diario.
La semana pasada, un grupo de comerciantes del mercado sacaron sus puestos del interior del mercado y los plantaron en la calle.
Esta fue una forma de protesta de los vendedores del Mercado de Santa Clara contra los que laboran de manera informal. “Es una competencia desleal”, aseguraban los vendedores, quienes pidieron al Municipio que no se permita las ventas ambulantes en los alrededores.
Esta mañana, en cambio, el comercio en el interior del centro de acopio fue normal. Sin embargo, Zoila Simbaña, indicó que su madre tiene un puesto de verduras desde hace 27 años, y que cada mes paga por agua, luz y otros servicios de limpieza y seguridad que se brinda en el establecimiento. “No es justo que las otras señoras que no pagan nada, vengan a llevarse los clientes”, dijo.
Por eso aseguró que están organizados y no dejarán que se ubiquen otros vendedores en la calle.