Estudiantes de la Unidad Educativa Terranova participan explorando especies de flora y fauna en su entorno. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
Caminar para redescubrir lo que hay bajo las rocas, entre las raíces de las plantas y observar las formas de especies vegetales y animales. También fotografiarlas y describirlas. Eso es parte de los métodos para aprender sobre biodiversidad y conservación.
El ‘Reto Naturalista’ incluye esos elementos. Es un concurso impulsado por el Ministerio de Educación y el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio). Además, por la Organización de Estados Iberoamericanos y la Red Movimiento Verde Estudiantil (MOVE).
La iniciativa se presentó por primera vez en el país a propósito del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, que se conmemoró el 10 de noviembre.
Por ahora, el Reto Naturalista se desarrolla como un plan piloto, a través del cual se busca fortalecer la educación ambiental y promover esa conciencia entre los estudiantes.
Así lo explicó Fander Falconí, ministro de Educación, en el evento de inauguración, el viernes 9 de noviembre del 2018 en la Unidad Educativa Terranova, en Cumbayá.
Este Reto Naturalista no surge en Ecuador. Es parte de una plataforma mundial, que requiere de la aplicación móvil iNaturalist apoyada por California Academy of Sciences y National Geographic.
Diego Inclán, director ejecutivo del Inabio, comentó que en el mundo se desarrollan varios retos con el uso de esta ‘app’, no solo con colegiales sino con colectivos, organizaciones y ciudades.
En Ecuador se decidió implementar este reto, primero a escala local, con la participación de planteles de Quito -apunta- para empezar con la experiencia. Para el siguiente año, el plan es que Ecuador sea parte de retos más grandes como el City Nature Challenge.
Esa es una ‘biomaratón’ de observaciones naturalistas. Compiten 70 ciudades.
En Quito, la propuesta arrancó el viernes. En el piloto participan el Liceo Internacional, Menor San Francisco de Quito, Terranova, Municipal Fernández Madrid y Solidaridad.
Cada uno con grupos de hasta 15 estudiantes de décimo de básica. En el 2019 se espera seguir el reto con más colegios.
Según Falconí, el verdadero objetivo es promover una educación que proteja la diversidad y la vida. “Desarrollar en el alumno valores de conservación y preservación”.
¿En qué consistirá el reto en esta semana? Durante dos horas, los chicos se convierten en exploradores. Recorren los alrededores de sus planteles, espacios verdes dentro y fuera. Deben descubrir especies de insectos, reptiles, aves o mamíferos con la guía de maestros y científicos.
Además de observarlas deben fotografiarlas, usando la aplicación iNaturalist, colocar la fecha y lugar donde fue capturada cada toma.
El viernes, María Emilia Castellón, de 15 años, removió la tierra para dar con la raíz de una planta en el jardín del Terranova. No sabía -admitió- la cantidad de animales o insectos que habitaban tan cerca.
Su compañero Martín Garcés usó una lupa. Halló arañas, escarabajos y otros insectos.
Para el adolescente, conocer las especies que hay en su entorno le motivan a conectarse con la naturaleza y su cuidado.
Sebastián Granizo, de 14 años, se emocionó al ver un petirrojo, ave considerada exótica. Con la ‘app’ también pudo registrar un colibrí y una especie de mariquita negra, que jamás había visto.
“Normalmente los niños y adolescentes que viven en ciudades tienen un conocimiento muy limitado de las especies de plantas y animales con las que conviven”. Lo apunta Juan Manuel Guayasamín, experto en Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad San Francisco de Quito.
Por eso considera que incorporar en el sistema educativo un tiempo para descubrir la naturaleza es una forma de promover su conservación.
Si el objetivo -opina- es que los chicos fortalezcan sus lazos con la naturaleza, no pueden seguir pasando horas encerrados en aulas. Sugiere que las escuelas y colegios incluyan salidas de campo y cuenten con profesores capacitados y sensibles en el tema.
También es necesario trasladar a los estudiantes a lugares en donde puedan visualizar problemas ambientales como ríos contaminados o deforestación. Eso cree Ángelo Toledo, docente de Biología.
Toledo destaca que la educación ambiental consiste en la relación de las personas con la naturaleza y sus problemas. Opina que el tema no solo debe tratarse como un espacio a parte sino que debe atravesar todas las asignaturas para generar verdadera conciencia.
Esta semana, un grupo de científicos del Inabio analizará las imágenes subidas por los adolescentes para evaluar si la descripción es correcta. También para establecer qué colegio es el ganador.
El concurso fue dividido en tres categorías, para premiar a los más destacados en ubicar grupos taxonómicos (jerarquización de grupos de animales y vegetales), mejor descripción y especies objetivo.
El reto es parte del programa de educación ambiental del Ministerio de Educación Tierra de Todos. Entre otras acciones se promueve la creación de huertas y jardines. En la actualidad 10 000 planteles han generado estos espacios a escala nacional.