Controladores y azafatas de los buses convencionales cobran en efectivo el pasaje. Foto: Roberto Peñafiel / EL COMERCIO
Cambiar billetes en monedas es una práctica común que los pasajeros realizan a diario al ingresar a una parada o estación de buses municipales. Luego, las monedas van a una especie de alcancía que, tras recibir los 25 centavos, permite pasar a través de un torno.
En el transporte público privado ocurre lo mismo. Cuando el pasajero sube a un bus escucha la frase “pasajes a la mano” y entrega monedas a un controlador, que le da el vuelto y le pide pasar hacia atrás.
En teoría, en los buses municipales la escena actualmente tendría que ser otra: los pasajeros deberían prepagar sus pasajes, a través de recargas en tarjetas inteligentes con chip, y poder ingresar al Trole o a la Ecovía luego de pasarla por un sensor. Ese, al menos, fue el anuncio que hizo en septiembre del 2017 el entonces secretario de Movilidad, Darío Tapia, luego de que se aprobara la Ordenanza que regula el Sistema Inteligente de Transporte.
Tapia dijo que en 45 días se abriría la licitación para contratar la empresa nacional o internacional que se encargaría del proceso. Estaba previsto que el sistema estuviera funcionando en los buses municipales antes de que el Metro entrara en fase de pruebas.
En las paradas del Corredor Sur Oriental aún hace falta cambiar billetes para pagar. Foto: Roberto Peñafiel / EL COMERCIO
Luego, el Municipio anunció que entre agosto y septiembre del 2018 sí se abriría la licitación para que en octubre de este 2019 el sistema estuviera en marcha. Eso tampoco pasó.
El actual secretario de Movilidad, Alfredo León, dice que esto no se ha concretado porque hacían falta insumos técnicos que ahora ya existen. Explica que la semana próxima se lanzará un concurso para contratar una consultoría. Esta acompañará todo el proceso, partiendo de la contratación del sistema de recaudo. Luego vendrá la definición de cómo se repartirán los ingresos recaudados, según los costos de operación de cada sistema. Finalmente, revisará cómo se está constituyendo el fideicomiso que administrará el dinero.
También está cerca la contratación de la empresa que contará con “el sistema madre” que se encargará de la recaudación del transporte municipal. Mientras tanto, dice León, el Metro está contratando, con base en la norma técnica que la Secretaría de Movilidad diseñó, un sistema para la recaudación de pasajes con tarjeta inteligente magnética.
Eso significa que existe la probabilidad de que el Metro cuente con su sistema de cobro antes que el resto de servicios de transporte. León calcula que tomará año y medio para que tanto el Metro como los sistemas troncalizados trabajen en conjunto con el modelo inteligente. Y en un año y medio más, se sumaría la flota de buses convencionales.
Sin embargo, los concejales de la Comisión de Movilidad, Daniela Chacón y Sergio Garnica, coinciden en que faltando cinco meses para que el alcalde Mauricio Rodas deje el cargo, no es prudente que se realicen contratos ni se tomen decisiones en temas pendientes, como el alza en la tarifa de transporte público.
Chacón, edil independiente, cree que la actual administración se tomó demasiado tiempo para estos temas, por lo que ahora solo cabría que sus funcionarios dejen todos los procesos y estudios listos para que sea la nueva administración la que tome decisiones.
Aunque estos temas ya han pasado varias veces por el Concejo, el de las tarifas, por ejemplo, ha sufrido cambios permanentes. Chacón señala que las propuestas que les han presentado también en la Comisión varían entre 30 y 35 centavos, por ejemplo, por lo que cree que hace falta seriedad.
Ahora está en marcha un plan de compensaciones para los transportistas que trabajan con una tarifa de 25 centavos, congelada desde hace 16 años. Esta regirá hasta agosto.
En lo que sí recomienda que se avance ahora es en la reestructuración de rutas y frecuencias, que es otro requisito necesario para alimentar de pasajeros al Metro de Quito. El Municipio cuenta con un estudio realizado por la Agencia de Ecología de Barcelona.
Esa entidad recomendó ampliar la cobertura y mejorar los tiempos de viaje, con menos buses. Ese plan, que también se presentó en septiembre del 2017, proponía reemplazar la actual modalidad de rutas longitudinales por trayectos transversales, divididos por supermanzanas. Este plan va de la mano con la peatonalización en el Centro.
Para este propósito también estaba prevista la compra de nuevos buses eléctricos. Garnica señala que el Concejo ya autorizó la compra de 50 troles y de 20 articulados eléctricos. Aunque la idea inicial era que llegaran a la ciudad en el primer cuatrimestre de este año, esa posibilidad parece alejarse.
León señala que hubo demoras porque se debían pulir los términos de referencia y que el C40 (Grupo de Liderazgo Climático) aportó con una consultoría para mejorar temas técnicos en los pliegos que ahora están en manos del Alcalde, “para que les dé el trámite de rigor”. Agrega que está por definirse la apertura de ese concurso. Para Garnica, esa compra también debería completarla el nuevo alcalde.