Clínica de rehabilitación incendiada tenía permiso hasta junio del 2018

Fachada de la clínica donde se registró un incendio el viernes. Ayer fue inspeccionada. Foto:  Mario Faustos / EL COMERCIO

Fachada de la clínica donde se registró un incendio el viernes. Ayer fue inspeccionada. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Familiares de los fallecidos acudieron el sábado 12 de enero del 2019 a la morgue para reconocer los cuerpos. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

A 5 metros de donde estaba ubicada la clínica de rehabilitación que se incendió el viernes 11 de enero del 2019 por la tarde, Anthony, de 20 años, era velado por sus familiares. El joven llevaba 11 días internado en el centro y deseaba salir para regresar a su natal Manabí con su madre.

Mariana Alcívar, tía de Anthony, dijo que era la segunda vez que ingresaban al joven a la clínica. La primera vez, recuerda, el chico salió bien y se dedicó a trabajar como recepcionista en un hotel en Quito. Sin embargo, regresó a Guayaquil, “volvió a caer en el consumo de drogas” y fue internado.

La mujer dijo que de la casa donde funcionaba la clínica, ubicada en las calles 25 y la I, en el suburbio porteño, salió bastante humo el viernes pasado. Los vecinos del lugar intentaron ayudar, gritaban “que abran la puerta a los chicos”, pero no lo hicieron. Los moradores aún recuerdan los gritos de ayuda que escucharon.

La mañana de este sábado 12 de enero del 2019, personal de Criminalística de la Policía y un equipo de la red Det Lautaro, que investiga incendios y que está avalada por el Consejo de la Judicatura, inspeccionó el centro donde ocurrió el incendio, que dejó un saldo de 18 fallecidos y 16 heridos.

La clínica funcionaba en una vivienda de dos plantas y una terraza en construcción.

En la parte principal del inmueble había dos puertas metálicas blancas y una ventana en la que había el dibujo de un tren que decía ‘Por una nueva vida’. La casa es angosta. Heriberto Moreira, investigador de Det Lautaro, dijo que el siniestro ocurrió en una habitación ubicada en la planta baja de ese inmueble. Las paredes del lugar están negras por el humo y el fuego que se generaron en ese sitio, donde estaban asilados 17 de los 18 fallecidos.

El cuarto mide 4 metros de ancho por 8 metros de largo, tiene una sola puerta y no tiene ventanas. En la habitación se aprecia un pequeño muro interior que servía de división para una ducha.

Moreira indicó que “era imposible la supervivencia de las personas en condiciones de hacinamiento. No había cómo ni por dónde escapar”.

En el sitio, según el reporte del experto, la temperatura por las llamas llegó hasta 800 grados centígrados. Los cuerpos presentan quemaduras en las vías respiratorias, de acuerdo con las autopsias de rigor.

En un documento al que este Diario tuvo acceso, se comprobó que la clínica incendiada tuvo permisos de funcionamiento desde el 15 de junio del 2017 hasta el 15 de junio del 2018. En el escrito se detalla que el local era nivel 3 de atención y tenía clase de riesgo tipo A.

En la morgue de Guayaquil, los familiares de las víctimas acudieron a confirmar la identidad de sus parientes y a retirar sus cuerpos. Domingo Corozo fue uno de ellos, él identificó a sus dos sobrinos de 29 y 26 años. Los jóvenes estaban internados por problemas de adicción al narcótico ‘H’, que se vende en las calles de Guayaquil.

Seis heridos que estaban en el Hospital Abel Gilbert Pontón fueron dados de alta ayer por los médicos. El resto está en los hospitales de El Guasmo y de Monte Sinaí.

Según un boletín de la Gobernación del Guayas, dos personas que tendrían relación con la clínica fueron detenidas. Hasta el cierre de esta edición no se realizaba la audiencia de formulación de cargos.

El viernes por la tarde, en las calles 17 y la K, las autoridades clausuraron un segundo establecimiento clandestino donde encontraron a 40 personas encerradas con candado.

La Policía Nacional detuvo por ese caso a cinco personas, a quienes la Fiscalía del Guayas les formuló cargos por el delito de secuestro, informó la entidad en Twitter.

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