El 3 de enero se realizaban tareas de limpieza en la Escuela Héroes de Verdeloma, en Biblián, tras la granizada del martes. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
La intensa granizada en la ciudad cañarense de Biblián y las bajas temperaturas y nevadas en la Sierra muestran que las alteraciones en la atmósfera son cada vez más drásticas.
La lluvia en Cañar ocurrió por un cambio de temperatura generado por el ingreso de aire seco y frío desde el Pacífico, según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi).
Además, hubo tanta humedad que generó una mayor cantidad de nubes.
Ese comportamiento extremo se ha generalizado desde inicios de año en casi toda la Sierra. Pablo Llerena, especialista en Pronóstico del Inamhi, explicó que esta alta nubosidad -que ha alcanzado 15 000 metros de altura- impide el ingreso de calor al callejón Interandino y ha generado tormentas, lluvias y granizadas.
La precipitación en Biblián formó una capa de granizo de casi 50 cm, que afectó a la parte baja de la avenida 3 de Noviembre y a la calle Primero de Agosto. También hubo vehículos atrapados y sitios inundados, como la Escuela Héroes de Verdeloma.
El Cuerpo de Bomberos de Biblián reportó la afectación parcial de más de 50 casas y de los centros educativos Eugenio Espejo y Tomás Sacoto. La Dirección de Educación de Cañar dispuso la suspensión de clases hasta el 4 de enero del 2018.
La particularidad de estos eventos está relacionada con lo que los expertos denominan una “variabilidad climática” por la influencia del calentamiento global. Esto quiere decir que cada vez son más notorios los cambios, son más intensos y las estadísticas demuestran que se alteran año tras año; que no hay un patrón climático definido o estable.
“Los cambios se ven en retrasos, adelantos, frecuencia e intensidad. El calentamiento hace que los fenómenos sean más intensos”, dijo Llerena. Otro técnico del Inamhi, Vladimir Arreaga, remarcó que estas condiciones son más adversas desde hace dos años.
Para determinar si esas alteraciones continuarán en este mes y en la estación lluviosa hay que esperar al menos hasta mediados de este mes, para comparar lo que ha llovido, con los datos históricos. Pero estas granizadas y nevadas -acotó Llerena- son comunes en esta época, aunque no tan fuertes ni frecuentes en comparación con años anteriores.
Estas condiciones climáticas más adversas se han presentado en Pichincha, Cotopaxi, Chimborazo, Cañar y Azuay.
Por los daños en Biblián, la directora de Educación de Cañar, Alexandra Cabrera, informó que se suspendieron las clases como una medida de seguridad para los escolares. Los 950 estudiantes de la Escuela Héroes de Verdeloma no podrán regresar al mismo inmueble, porque la cubierta quedó totalmente destruida.
Las autoridades de Educación buscaban ayer una institución para trasladar provisionalmente la escuela. Mientras tanto, el Cuerpo de Bomberos, docentes y padres de familia limpiaron las aulas.
En la Costa, la temporada de lluvias aún no ha empezado. El ligero enfriamiento en el océano Pacífico incide en un retraso de la estación. Esa es una de las conclusiones del análisis más reciente del Comité para el Estudio Regional del Fenómeno El Niño (Erfen), que agrupa a varios institutos meteorológicos del país.
“Se espera que enero sea relativamente seco. Habrá chubascos, lluvias esporádicas fuertes y de corta duración. Para febrero se espera que las condiciones se normalicen y arranque el invierno característico”, explicó Edwin Pinto, director de Oceanografía Naval del Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar).
Según los mapas de temperatura superficial del mar, en el sur de la Costa aún hay aguas frías, por debajo de los 22°C. Hacia el norte las condiciones cambian, entre 26° y 24°C frente a Esmeraldas y Manabí, a causa de un descenso de la corriente cálida de Panamá.
El aplazamiento de las lluvias está ligado a dos focos fríos en el Pacífico Central, uno de ellos muy cerca de las islas Galápagos. Pinto indicó que estas concentraciones han sido calificadas por agencias meteorológicas internacionales como La Niña débil.
“Ese evento incide en la costa del Pacífico, pero con una intensidad mucho menor. Eso no significa que tendremos un evento La Niña en nuestras costas, pero sí condiciones levemente frías para enero”.
Raúl Mejía, coordinador del Inamhi para la cuenca del Guayas, puntualizó que los efectos de La Niña no son generalizados y varían. Las lluvias serán entre ligeras y moderadas en el país, al inicio de enero.
“Pueden ocurrir eventos esporádicos e irregulares, entre moderados y fuertes, pero puntuales. Pueden registrarse chubascos que podrían copar el promedio mensual. En Guayaquil, la temperatura ha variado entre 32° y 33°C bajo sombra, pero la sensación térmica puede superar los 38°C.
En contexto
En la Sierra, los picos más altos de lluvias se registran en marzo y abril, pero este año empezaron en enero con intensidad, especialmente en la parte central andina. En la Costa, la mayor cantidad de precipitaciones se da en febrero y marzo, pero hay un retraso.