Los vecinos del barrio alertaron a las autoridades de las actividades que en esa casa se ofrecían. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Un sello verde que pertenece a la Intendencia General de la Policía fue colocado sobre el portón metálico de una casa, que desde afuera parecía una residencia cualquiera.
Sin embargo, dentro de sus paredes las autoridades de control encontraron que la vivienda era supuestamente utilizada para permitir el trabajo sexual, sin los permisos de operación pertinente, según indicaron funcionarios de la Intendencia de Policía.
Además, a pesar de que la casa no exhibía ningún letrero o anuncio, allí se ofrecían masajes que, dependiendo del costo, podía terminar también en un intercambio comercial a cambio de sexo.
Por esos motivos, el local, ubicado en el sector de La Gasca, en el norte de Quito, fue clausurado la noche del lunes 26 de septiembre del 2016, y se le realizó una citación para el proceso administrativo que podría incluir una multa económica.
Los vecinos del barrio fueron quienes alertaron de las actividades que en esa casa se ofrecían. “Hubo problemas de riñas y uno como morador quiere evitar que el barrio se dañe”, advirtió un habitante de La Gasca.