El clásico quiteño tuvo un tiempo bueno y otro fatal
Víctor Vizuete. Quito
D. Quito
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Liga (Q)Los clásicos son la Navidad del fútbol. Son nochebuenas que los hinchas esperan con la misma ilusión y desmesura con la que los niños esperan su regalos.
No obstante, en un deporte tan veleidoso como este, muchas veces los resultados no respaldan esos anhelos. Eso fue lo que sucedió en el Olímpico Atahualpa el sábado, cuando se desarrolló una edición más del considerado auténtico clásico de Quito.
Todo estuvo listo para una fiesta. Los bombos y el papel picado no faltaron; tampoco la Muerte Blanca y la Mafia Azulgrana, las barras alba y chulla, que llegaron entonando sus cantos de guerra y los mantuvieron en toda la jornada.
El único que no asistió al estadio de El Batán la tarde sabatina fue el buen fútbol. Bueno, asistió solamente 45 minutos y después desapareció, como por un sortilegio de algún duende futbolfóbico.
De hecho, Deportivo Quito y Liga brindaron 45 minutos jugados con oportunismo, olfato, intensidad y emoción. Y aunque no fue un partidazo, fue un primer tiempo que emocionó, y bastante, a los 12 000 aficionados presentes.
Los esquemas tácticos que presentaron los técnicos contribuyeron para esa entretenida competencia. El 3-5-2 de Liga denotaba la ambición de Jorge Fossati por lograr los tres puntos; el 4-4-2 que dibujó Rubén Darío Insúa también era atrevido.
En ese choque de fuerzas, el elenco chulla se mostró más eficiente, aunque Liga golpeó primero al lograr un gol tempranero por intermedio de Danny Vera.
No obstante, los chullas manejaron los hilos del encuentro y sacaron provecho de un acierto táctico del técnico argentino: la ubicación del juvenil Michel Castro. Este se convirtió en una mala sombra de Damián Manso, el titiritero albo, a quien borró.
Las fallas repetidas que tuvieron los delanteros azulgranas, especialmente Johnny Baldeón, impidieron a los chullas lograr tantos. No obstante y ya cuando concluía el primer tiempo, Oswaldo Minda acertó a golpear el balón con la cabeza e introducirla con drama en el arco del portero Alexander Domínguez.
Este primer tiempo proyectaba un segundo de trámite parecido. Pero eso no sucedió. Los jugadores olvidaron la técnica en los camerinos y se dedicaron a dejar sobre el gramado una sumatoria de errores, faltas y desidia. El árbitro Tomás Alarcón no se quedó atrás y tuvo un segundo tiempo fatal.
La figura
Michel Castro volvió a anular al piloto albo
Ya sucedió en un cotejo en la Casa Blanca, en el torneo de la temporada 2008, y ayer tuvo su confirmación: Michel Castro, el juvenil defensor del Deportivo Quito, borró de la cancha al estratega albo, Damián Manso, quien genera las ideas y la ofensiva en la ‘U’. Lo hizo con anticipación, seguridad y aplomo.
La contrafigura
Damián Manso dejó su brújula en el camerino
Todos saben que cuando le dejan libre de marca, el enganche argentino de la ‘U’ borda el fútbol y hace jugar a sus compañeros. Ayer no tuvo esos espacios y desapareció del partido, anulado por Michel Castro. Sus compañeros de la media tampoco lograron tomar la posta creativa.