Más de cinco horas de clases virtuales tienen los estudiantes

El quiteño Julián, de 13 años, tiene clases virtuales de 08:00 a 13:30, una hora de recreo, de lunes a viernes. Foto: Cortesía

El quiteño Julián, de 13 años, tiene clases virtuales de 08:00 a 13:30, una hora de recreo, de lunes a viernes. Foto: Cortesía

El quiteño Julián, de 13 años, tiene clases virtuales de 08:00 a 13:30, una hora de recreo, de lunes a viernes. Foto: Cortesía

Horarios diferenciados bajo la modalidad no presencial, con actividades sincrónicas y asincrónicas (fuera de línea) son parte de la jornada de estudios en casa. Los planteles particulares han adaptado sus cronogramas, según las edades de sus alumnos y la revisión de las mallas curriculares.

En la Unidad Educativa Lemas, en Guayaquil, los niños de preescolar tienen solo dos horas -de 45 minutos cada una-, con un receso de 10 minutos.

Además realizan actividades asincrónicas por semana. “El objetivo es no tenerlos todo el tiempo frente a la pantalla”, indica la rectora Gina Ramírez.
La jornada se extiende de tres a cinco horas para el resto de alumnos, según los niveles. Son clases de 40 minutos, con espacios para descanso. También tienen horarios de refuerzo, que pueden ser elegidos por los chicos o determinados por los docentes.

Esta dinámica se mantiene en el ciclo Costa-Galápagos desde el inicio del año escolar, en junio pasado. Y en el régimen Sierra-Amazonía.

La Unidad Educativa Tomás Moro, en la capital, ha buscado un equilibrio entre el horario que tenían en las clases presenciales y la nueva modalidad. Su rector, Teodoro Álvarez, explica que tienen actividades de 08:30 a 14:00. La institución maneja clases de 40 minutos, con recesos de 15 minutos entre materias.

“Nos ha ido bastante bien. Hemos realizado una encuesta a estudiantes, profesores y familias, y tenemos una respuesta positiva”.

Para el plan Aprendemos juntos en casa, el Ministerio de Educación sigue tiempos de permanencia frente a la pantalla, de la Sociedad Pediátrica Internacional y la Unesco. Para niños el máximo es de una hora y para los adolescentes no más de dos.

Sin embargo, la Academia Americana de Pediatría hizo un ajuste a esa recomendación y aclaró que ese lapso se asocia con el uso en actividades recreativo. Por la pandemia de covid-19 la tecnología resulta indispensable para los procesos educativos.

El rector Álvarez comparte esa aclaración y agrega que ese horario limitaría el avance curricular. “Los chicos perderían, habría mucho rezago. Evaluaremos cuando volvamos a lo presencial”.

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