Imagen referencial. Las universidades particulares de Quito tienen planes para el posible retorno a las actividades presenciales, si así lo dispone el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional. Foto: Pixnio
El último semestre de la vida universitaria se acerca para Johanna G. La joven asegura que, por ser el final de una etapa importante, le gustaría tener clases presenciales. Pero reconoce que le causa miedo pensar en un posible contagio si se vuelve a la rutina de antes de la llegada del covid-19. “La universidad es pequeña, hay muchos estudiantes y será más difícil mantener distanciamiento”. Esos dilemas los tienen otros jóvenes, de diferentes centros del país, que han tomado diferentes decisiones.
Por ejemplo, la Universidad San Francisco envió a sus estudiantes un comunicado, en el cual informó que el primer semestre 2020-2021 iniciará el 17 de agosto, de manera presencial. “Esto lo haremos respetando la normativa que las autoridades competentes determinen para el efecto. Tomaremos todas las medidas de bioseguridad necesarias para retornar al campus velando por el bienestar de nuestra comunidad”, se lee en el correo electrónico.
Esa universidad también informó que extendió los plazos y generó facilidades de pago sin recargos, “considerando la situación que deben estar pasando muchas familias”. En el correo se detallan, por ejemplo, la posibilidad de diferir pagos, a través de diferentes instituciones financieras.
Las universidades particulares de Quito tienen planes para el posible retorno a las actividades presenciales, si así lo dispone el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional. Sus cronogramas son diferentes. Algunas empezaron el semestre en medio de la emergencia, mientras que en otras el período académico se acabó o está por finalizar.
La Universidad UTE arrancó su semestre el 4 de mayo en modalidad ‘online’. Aunque el retorno a las aulas aún no se contempla -asegura Pablo Saá, director del departamento de apoyo académico- preparan un plan de acción para que los primeros en volver sean quienes tengan asignaturas con un componente práctico.
Mientras tanto hacen uso del campus virtual adquirido, en el cual acceden a interacción entre docentes y alumnos. Además de permitir el seguimiento académico -detalla- cuentan con herramientas de evaluación y refuerzo.
Alan Rodríguez está en sexto semestre de la carrera de Derecho de la Universidad de las Américas (UDLA). Desea volver a hacer uso de las instalaciones y de otros beneficios que le daba la universidad antes de la pandemia, ya que -asegura- los pagos no han variado por la emergencia.
Para volver -dice el joven- sería importante que se realicen pruebas para covid-19 al personal admininstrativo, docente y a los estudiantes. Además espera que se mantenga el servicio de recorrido para evitar el uso de transporte público.
Él comenzó clases tras una semana de la declaración de la emergencia en el país. La universidad presentó su protocolo al COE, señala Marlena León, vicerrectora académica. En él plantearon aforo al 30% y 50% de la capacidad.
Mientras reciben directrices, la universidad instaló cámaras en cada aula para que los estudiantes que no asistan de forma presencial, sigan las clases en vivo, precisó León. Sus planes incluyen la flexibilización para que los alumnos que no deseen asistir, o no puedan por situaciones de vulnerabilidad frente al coronavirus, tengan la posibilidad de continuar con educación en línea.
Para mantener aforos que permitan el distanciamiento social, León señala que los estudiantes tendrán una aplicación que cada día les indicará si lees corresponde asistir presencialmente u ‘online’, de acuerdo con los horarios establecidos.
En el veto parcial a la Ley Humanitaria enviado por el Ejecutivo a la Asamblea consta que en 30 días a partir de la promulgación de la norma se deberán emitir los reglamentos para la implementación y profundización de la educación en modalidad virtual.
En la Universidad Católica también se analiza ofrecer una modalidad híbrida. Unas asignaturas serán ‘online’ y otras prácticas. Esto se aplicará el próximo ciclo, que arranca en agosto, dijo Lorena Araujo, directora de estudiantes. En este plantel se redujo la colegiatura para todos los alumnos, con un descuento del 10% en ese arancel y 50% en la matrícula.
Gabriel está por finalizar el segundo semestre de biología en esa institución de educación superior. Si se tiene que volver de una manera presencial -asegura- se debe tener en cuenta no solo un proceso que asegure nuestra salud, sino también otras medidas importantes como la movilización y facilidades económicas más amplias.
Aunque se ha ingeniado para realizar prácticas de laboratorio en casa, el universitario considera que en carreras como la suya, microbiología, química o medicina es necesario estar en el espacio físico del campus universitario. Para eso -dice- será necesario organizar tiempos para que el uso de laboratorios concentre la menor cantidad de estudiantes posible.
En la Universidad Andina, de posgrado, los estudiantes que cursan el último trimestre de sus programas están bajo la modalidad virtual, por medio de plataformas como Zoom. Las utilizan para recibir clases o dar exposiciones. Y en el portal universitario entregan los trabajos. La Universidad decidió bajar hasta un 60% el costo de la colegiatura para los estudiantes que continúan su formación y para los nuevos.