En las clases de arte faltan especialistas

Un grupo de 20 niñas sigue el taller de danza en la Escuela de Carcelén, en el norte. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Un grupo de 20 niñas sigue el taller de danza en la Escuela de Carcelén, en el norte. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Un grupo de 20 niñas sigue el taller de danza en la Escuela de Carcelén, en el norte. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

La dinámica en las aulas de clase cambia por cinco horas a la semana. Lejos de los cuadernos, los libros y la presión por las notas, los chicos tienen un espacio para despertar su creatividad. Esta posibilidad se da en las horas de artística, una asignatura que se impulsa a paso lento en el país.

La normativa, en el Acuerdo Ministerial 2016-00020, establece que los estudiantes de educación básica deben tomar cinco de las 35 horas semanales para proyectos escolares y educación artística. El propósito es que los alumnos se vinculen con el arte y la cultura.

Dos horas a la semana es para proyectos. Uno de los campos es el artístico-cultural. También están el deportivo, el científico y el de vida práctica.

Joselito Ruiz, de noveno año de la Escuela de Educación Básica Carlos Aguilar, optó por la primera opción. El grupo Pequeños guayasamines (por el pintor Oswaldo Guayasamín) captó su atención y se unió a él.

Con sus compañeros presentaron réplicas de las pinturas del artista ecuatoriano en la primera feria de proyectos, que se llevó a cabo el sábado 13 de enero en el plantel del centro de Cumbayá. En total se abrieron 20 talleres de ese tipo en el establecimiento.

Para que este proyecto se consolide hubo un proceso previo. El primer paso fue la investigación sobre un tema, una necesidad o un interés. En este caso: promover la pintura en los niños y adolescentes. El siguiente paso fue armar equipos de trabajo, plantear objetivos y metas. Hasta este punto es una tarea de los alumnos.

¿Cuál es el trabajo de los docentes? La respuesta es sencilla para Laura Cristina Barba, quien es directora Nacional de Mejoramiento Pedagógico del Ministerio de Educación.

En proyectos, el mismo profesor de aula es un facilitador -anota- tras asegurar inmediatamente que no es necesario que sea un profesional en arte, cultura, deporte o ciencias.

Sus funciones son, entre otras, guiar y controlar la disciplina del grupo en estas horas de clase. Así trabaja Alexandra González, profesora de proyectos de la Carlos Aguilar. Su fuerte es el arte, por ello armó el taller de los ‘Pequeños guayasamines’. Ella rescata que los chicos inyectan su creatividad en cada proyecto.

Actualmente hay 2 213 docentes de Arte registrados en el magisterio en el país, para básica, bachillerato general y especializado. Si se compara esta cifra con el total de docentes:
149 506 profesionales (hasta el ciclo 2016-2017) se observa que el porcentaje de estos maestros es del 1,5%.

Esta cifra puede cambiar con el nuevo concurso de docentes, que está abierto desde 2017. En este se inscribieron 2 592 maestros para educación artística y estética. Además, dentro del proceso, hay 2 015 profesores de diseño gráfico.

En total estarían tras una plaza en estas áreas 4 607 personas, según la entidad.

Utilizar a docentes de aula o especialidad también se acostumbra en la cátedra de artística y cultura, que se imparte tres horas a la semana. Esta asignatura tampoco es dictada por un especialista. Apenas se busca un perfil del docente apegado a estas áreas.

“Parecería poco adecuado que el profesor de artes sea el mismo de matemáticas”, reconoce Xiomar Torres, subsecretaria de Fundamentos Educativos, pero dice que hay experiencias positivas como proyectos de zanqueros o mimos de la mano de estos docentes.

Ella explica que los directivos deben analizar los perfiles de su personal. Es decir, el maestro que dicte artística debiera tener algún conocimiento previo. Esto, sumado a su dominio pedagógico, lograría la “combinación perfecta”.

La idea del Ministerio es que se profesionalice a los artistas, para ser docentes. Eso no ocurrirá pronto. Se tratará -indica- de un trabajo en conjunto con las universidades.

“El hecho de trabajar en el currículo y ver ofertas es algo. Ahora tenemos que fortalecer esos campos”, apunta Torres.

En el país se reconoce que hay una falta de docentes en áreas artísticas y culturales en las instituciones educativas fiscales. El Ministerio reporta que en el concurso Quiero Ser Maestro 5, que se convocó en el 2015, hubo 167 ganadores a escala nacional.
Ingresaron a las áreas de educación artística.

Hasta contar con especialistas, las capacitaciones son la estrategia principal. Todos los años se dan talleres a los docentes para que impulsen estas áreas: artística y proyectos.

Además, por ahora también pesa la iniciativa de planteles, que apuestan por la autogestión, para formar a sus chicos. Un ejemplo está en la Escuela de Educación Básica Carcelén. Los proyectos son dictados por estudiantes de los últimos años de la Universidad Central, según Malena Cordero, del Distrito Norte.

Los universitarios ofrecen clases de danza a unas 20 niñas. Dahira Arellano, de tercero, toma el taller. “Se ha vuelto más independiente. Era muy introvertida”, reconoce su madre Mónica Baquerizo.

En los planteles privados, hay una plantilla de especialistas en arte y otros extracurriculares.

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