Varios ciudadanos venezolanos temen salir a las calles de Ibarra

Un grupo de extranjeros prefirió permanecer junto. No fueron a trabajar ni enviaron a los niños a la escuela. Foto: EL COMERCIO

Un grupo de extranjeros prefirió permanecer junto. No fueron a trabajar ni enviaron a los niños a la escuela. Foto: EL COMERCIO

Un grupo de extranjeros prefirió permanecer junto. No fueron a trabajar ni enviaron a los niños a la escuela. Foto: EL COMERCIO

Ciudadanos venezolanos como Gustavo prefirieron mantenerse a buen recaudo y no salir a laborar este 21 de enero de 2019. Este ciudadano, oriundo de Caracas, arribó hace ocho meses a la capital imbabureña. Trabaja como cerrajero.

Asegura que no hay apoyo de las autoridades locales para proteger la vida de los extranjeros recién llegados.

Como él hay varias familias de foráneos que permanecen encerrados en las viviendas por temor a ser agredidos, como sucedió con otras personas. Maxsalí, otro migrante, envió a su esposa y cuatro hijos a la casa de unos amigos. Creen que ahí estarán a salvo.

Recuerda que su familia y otros compatriotas tuvieron que refugiarse en el tejado de una casa por temor a los grupos de gente que pedía la salida de los extranjeros.

Otros, en cambio, abandonaron la ciudad en la noche y madrugada. Algunos tuvieron que pernoctar a orilla de la carretera, como sucedió en Atuntaqui, a las afueras de la casa de Marcelo Campos. "Ocho venezolanos durmieron en frente a mi vivienda, venían huyendo de Ibarra", comentó.

La presencia de venezolanos también se redujo en las calles y parques de la ciudad. En semanas anteriores a varios de ellos era común verles vendiendo caramelos o limpiando parabrisas a cambio de dinero.

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