Te esperábamos para las últimas semanas de diciembre, pero decidiste llegar en enero, con el nuevo año. Así ha sido siempre, prefieres lo fresco, lo por conocer y descubrir. Eso te marcó: desafiando los viejos límites, corriendo riesgos, abriendo caminos… aguerrido, inteligente.
Te tocó nacer en un nuevo momento de la historia. Sin Guerra Fría, con el reciente derrumbe de un “Socialismo Real” ciego y autoritario y con el triunfo del capitalismo que sin trabas y con la explosión de la informática trazó un mundo más conectado, dispendioso, acelerado, inequitativo, individualista y contaminado. Te tocó vivir un período de la decadente historia política y económica nacional: una democracia a medias, el debilitamiento y uso corrupto del Estado, el tradicional dominio de élites rentistas sin visión, de dirigentes políticos demagogos y de presidentes irresponsables y fugaces.
Mas, también asististe a la emergencia de movimientos sociales innovadores como el indígena, de las mujeres, de los ambientalistas y de los defensores de los derechos de los niños. Viviste triunfos, particularmente de nuestros deportistas, lo que por fortuna te marcó con otro sello a la tradicional baja autoestima ecuatoriana.
Hoy arranca un nuevo momento de tu vida, una escala más alta de tu ciudadanía. Ciertamente tu generación ya fue considerada ciudadana desde el nacimiento, pero todavía en el papel. Millones siguen en la penumbra de la ignorancia o de la mala educación. Te concedieron el voto a los dieciséis y desde hoy tienes muchos derechos, no obstante también asumes más obligaciones.
Quizá la primera sea entender la verdadera dimensión de lo que significa ser ciudadano en un planeta que inevitablemente destruye y en un país con mucha esperanza represada y todavía, a pesar de los esfuerzos y retórica, atrapado en las telarañas políticas y culturales de siempre.
Sí, el reto es ser una buena persona y un buen ciudadano: consciente de sus deberes y derechos, sensible, rebelde y tolerante. Consciente de tus responsabilidades para contigo mismo, con tu familia, tu país y la naturaleza.
Para esto a más de entender y practicar las normas, es necesario sobre todo intentar vivir con los principios: ser libre, luchar contra la opresión, las tiranías y la violencia; hacer lo que se predica; respetar a los demás; no temer cometer errores; aprender de los fracasos y de los éxitos; ser justo y solidario; estudiar mucho y divertirte con prudencia y, sobre todo, recuerda: “no hagas a otro lo que no quieres que te hagan ti”.
Por fortuna, como muchos de los de tu generación, todos estos valores los tienes, en especial la conciencia ambiental, sin embargo, a pesar de las adversidades, tienes que desarrollarlos con persistencia y voluntad. Queda mucho por hacer. Que viva tu nuevo año, que viva el año nuevo.