Una visión general muestra el desarrollo de viviendas de Nansledan, promovido por el príncipe Carlos de Gran Bretaña, Príncipe de Gales, en la ciudad de Newquay en Cornualles el 25 de octubre de 2017. Foto: AFP
Carlos, el heredero al trono británico, se considera un príncipe constructor. Bajo su mirada, en sus tierras de Cornualles (suroeste de Inglaterra), se está construyendo una nueva ciudad con la ambición de revitalizar esta antigua zona minera.
A poca distancia a pie de la costa rocosa de esta zona balnearia tomada por surfistas, ya se han construido 137 casas desde el lanzamiento en 2014 de Nansledan (‘valle grande’ en córnico) , una extensión de la ciudad de Newquay que pretende unir modernidad y tradición.
“Queremos crear una comunidad viable. Vamos a construir una escuela, una iglesia, oficinas, comercios”, detalló Alastair Martin, dirigente del Ducado de Cornualles, la entidad privada que gestiona las posesiones del príncipe en la zona y que opera en coordinación con las autoridades locales.
En total, se construirán 4 000 viviendas privadas en 40 años en esta propiedad de 218 hectáreas que pertenece al ducado. “Para una ciudad de solamente 20 000 personas”, como Newquay, “es mucho”, dijo el concejal Louis Gardner.
La ambición es “regenerar la ciudad existente y diversificar su economía”, explicó a la AFP el arquitecto, Hugh Petter, del gabinete Adam Architecture. La economía local depende principalmente del turismo y de unos empleos estacionales mal pagados.
Las casas nuevas, de una o dos plantas, se alinean en calles pulcras de nombres córnicos, con sus fachadas de piedra o de yeso color pastel, coronadas por los típicos techos de pizarra de esta zona del sudoeste de Inglaterra.
“Está muy bien para Newquay y también para mí”, dice con entusiasmo Theresa Ferguson, una empleada del aeropuerto cercano, inaugurado en junio, haciéndose eco de un sentimiento aparentemente general.
Un trabajador de la construcción construye un muro en la urbanización de Nansledan, promovido por el Príncipe Carlos de Gran Bretaña, Príncipe de Gales, en la ciudad de Newquay en Cornualles. Foto: AFP
Abejas y árboles frutales
Nansledan pretende ser un ejemplo de ciudad moderna y sostenible, que materialice dos de las pasiones del príncipe Carlos: la arquitectura y el medio ambiente.
El príncipe “está muy implicado (…) y viene dos veces al año”, reveló el arquitecto Petter.
No se trata de un experimento. El proyecto se inspira en Poundbury, una nueva localidad en Dorchester, en el sur de Inglaterra, cuya mezcla de estilos arquitectónicos llevó a un detractor a describirla como “una Disneylandia feudal”.
Más homogénea, Nansledan quiere ofrecer un marco de vida opuesto al de las ciudades-dormitorio donde reina el automóvil, y privilegiar la proximidad, la mezcla social y la naturaleza.
“Puedes llevar a tu niño a los columpios mientras cuidas tus verduras”, explicó Hugh Petter, aludiendo a los espacios de juegos infantiles integrados en los jardines. Los árboles del complejo serán todos frutales, las plantas de las calles comestibles y se integrarán hasta colmenas de abejas.
El objetivo concreto es crear al menos un puesto de trabajo por hogar, gracias a las nuevas actividades que atraerá el proyecto -comercios, oficinas, etc.-, y construir un 30% de viviendas sociales o a precio inferior al de mercado, que no se diferencien en nada de las otras.
Los compradores o arrendatarios que se buscan son los habitantes locales, no los turistas en pos de una segunda residencia, en esta región donde se culpa del aumento de los precios inmobiliarios a la fiebre por los bienes vacacionales.
“Newquay necesita más viviendas asequibles y creo que Nansledan todavía podría ir más lejos” que el 30% prometido, estimó Louis Gardner. Las casas ya puestas a la venta superan las 300 000 libras (USD 400 000), lo que está “fuera del alcance de la familia media”, añadió.
Empleos, el quid de la cuestión
Gracias a Nansledan, “habrá grandes dividendos económicos para la población y las empresas locales”, aseguró Hugh Petter, que cita los 21 millones de libras (USD 28 millones) en inversiones que ha recibido el lugar.
La promoción de la economía local empezó con la construcción, con la extracción de los materiales de las canteras locales.
“Hemos pasado los últimos cinco años formando una mano de obra capaz de alcanzar los estándares elevados que se esperan de nosotros”, explicó Mark Jackson, responsable de obra en Morrish Builders, una de las tres empresas de construcción, que emplea a un centenar de personas en el sitio.
Gracias a este proyecto, Fraser Parkin, peluquero del centro de Newquay, ha observado ya un aumento del trabajo, que hasta ahora se concentraba en la temporada turística, si bien teme que los recién llegados “tengan problemas para encontrar trabajo”.
Generar los empleos cualificados necesarios será “un desafío”, admite Louis Gardner.