Rafael Correa abrazó a Cristina Fernández mientras observan la estatua a Néstor Kirchner. Foto: EFE
Rafael Correa miraba el edificio de la Unasur. Caminó por los estrechos senderos entre los espejos de agua seguido por el canciller Ricardo Patiño y el secretario del organismo regional Ernesto Samper. Abrazó a los obreros que participaron de su construcción. Señalaba los cerros a todos los mandatarios que llegaron hasta San Antonio, en la Mitad del Mundo, para la inauguración de la sede de este organismo regional que costó al país USD 43,5 millones.
Sin embargo, si se trata de mirar la cumbre más allá de la inauguración, a pocas conclusiones se puede llegar. La declaración de la Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado tiene 20 puntos. De todos ellos, solo uno se refiere a temas que tanto Patiño como Samper venían anunciando como parte sustancial de la agenda común: la ciudadanía sudamericana.
Solamente “acoge con beneplácito el informe conceptual” que elaboró un grupo de trabajo e “instruye a la Presidencia del Grupo” a seguir trabajando en ese sentido. Nada se dijo, en cambio, del Banco del Sur, uno de los proyectos emblemáticos para el desarrollo regional y que se ha visto estancado.
Es una declaración en la que priman los agradecimientos: a Ecuador por la construcción de la sede, al exsecretario del organismo Ali Rodríguez, por su labor a cargo de la Secretaría General; al presidente de Surinam, Desiré Delano Bouterse, por su labor como presidente Pro Témpore. Además, se felicita y desea éxitos a Samper, y a José Mujica y Tabaré Vázquez, presidentes saliente y entrante de Uruguay.
El resto se refiere a asuntos que ya ha tratado este bloque desde su creación, en el 2004. La integración “como instrumento efectivo para contribuir al bienestar de los pueblos y proyectar a la región como una zona de paz consolidada, que promueve un mundo multipolar equilibrado y justo”, dice el documento.
En ese sentido, las palabras de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, alertaron que toda iniciativa debe enfrentarse a la crisis que se está viviendo por la caída de los precios del petróleo.
Según un documento entregado por la Presidencia de ese país, dijo que “en la actual coyuntura de crisis internacional, con la caída del precio de las materias primas y, principalmente del petróleo, el desafío del desarrollo es todavía mayor”.
Para ello, consideró que es necesario que se sepan elegir proyectos prioritarios de infraestructura en una región que aún depende de la exportación de materia prima.
Si esto ocurría en la Mitad del Mundo, muy al sur, en Chile, la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, abogó para que en la región los organismos multilaterales se rejuvenezcan. Y aludió a la Alba, Mercosur y Unasur. “Sus beneficios agregados no están claros”, dijo, además de que se debería “reevaluar el enfoque actual para el comercio y crear nuevas formas de integración”.
Lo dijo durante la conferencia internacional denominada Desafíos para asegurar el crecimiento y una prosperidad compartida en América Latina.