Las cisternas poco sirven en la época de sequía en Manta

Redacción Manta

Corretear  detrás de un auto tanque que lleva una carga de agua se ha vuelto algo cotidiano  en una buena parte de los 430 barrios de Manta. Teresa Lucas vive en  Lazareto,  parroquia Los Esteros. Ahí, el líquido llega  una vez por semana por la red pública, en época normal. Pero ahora no cae nada.

“Ahora que estamos con apagones y más la sequía lo único que sale por la tubería es aire”, cuenta Lucas.  Para ella,  ni tener un aljibe (cisterna) le garantiza la dotación del suministro. El reservorio lo construyó hace tres años,  con dinero que su hijo José  le envío desde España.

“Tengo que salir a lidiar o a rogar  para que los vendedores de agua en tanqueros viertan  un poco de líquido en el aljibe de mi casa. No lo puedo llenar. Una carga completa cuesta entre USD 20 y 25, solo compro la mitad USD 10, eso apenas me dura una semana y luego, a corretear a los tanqueros.”

En Manta más del 50% de las 65 000 familias posee una cisterna en su casa. En esta ciudad los aljibes son vitales, señala Miguel Camino, experto en planificación urbana.    

Ernesto Rojas, estudioso del tema, explica que desde los tiempos del asentamiento ancestral, la cultura manteña  tenía reservorios. Eran depósitos de agua móviles pues ellos se desplazaban constantemente.

Eso, porque la zona siempre ha sido seca y ha sufrido de escasez de agua, sin embargo, esta época seca ha sido una de las más drásticas y ha superado las previsiones.

En la ciudadela Los Eléctricos, suroeste de la urbe, Luis Macías, cuenta que padece por la falta de agua. “Aquí, más de 50 vecinos no tenemos agua. Vivo en la zona desde hace 15 años, siempre es lo mismo. Mi única alternativa son los tanqueros”. La cisterna de Macías tiene capacidad para almacenar 2 metros cúbicos de agua. Eso le dura un mes. Su familia está integrada por cuatro personas.

La situación es más grave en los barrios ubicados en la zona alta y hacia la nueva malla de crecimiento urbano, en el   sur de la ciudad. Manuel Zambrano vive en  La Revancha. Quienes habitan en la zona solo saben que el agua llega cada dos días pero en tanqueros. “Aquí tenemos los  tachos al pie de casa, junto a la vía, cuando llegan los tanqueros, los operarios   llenan los pequeños recipientes”, señala  Zambrano.

El gerente encargado de la Empresa de Agua Potable y Alcantarillado de Manta (Eapam), Patricio Zambrano, señala que la cantidad de agua no es suficiente para el abastecimiento. Sin embargo, dice que intentan racionarla de manera equitativa.

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