Jessica García (acostada) acude a chequeos médicos en el HCAM, tras su cirugía. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Lidia Chicaiza aún recuerda que tras su cirugía plástica no pudo comer, hablar ni caminar por un par de semanas. “Fue una recuperación dura”, relata la afiliada de 62 años, que se sometió a la extirpación de un tumor canceroso en la parte inferior izquierda del rostro y a una reconstrucción de la zona.
El procedimiento duró más de 15 horas y se realizó en el Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), del Seguro Social. Esta casa de salud presta el servicio de cirugía plástica, pero con fines exclusivamente médicos, no estéticos.
El 50% de estos procedimientos se hace en ese centro, en el Teodoro Maldonado Carbo (Guayaquil) y en el José Carrasco Arteaga (Cuenca).
A esas cirugías también se las conoce como reconstructivas, ya que se busca “moldear” los tejidos de los pacientes, explica el galeno Fernando Rengel. Es jefe de la Unidad de Cirugía Plástica del HCAM.
Los seis especialistas en cirugía plástica colaboran en áreas como oncología y dermatología. Lo hacen porque, tras la remoción de un tumor, es necesaria la reconstrucción de la zona afectada.
El procedimiento -reconoce Rengel- no es simple, ya que se debe extraer un pedazo de piel o hueso de otro lado del cuerpo (colgajo o injerto) para reparar o cubrir el área comprometida.
Lidia vivió este proceso. Primero le extirparon de raíz el tumor canceroso. Luego le extrajeron una parte de su pantorrilla; finalmente le colocaron el injerto en el rostro.
La cirugía, realizada en julio, “fue muy larga, pero resultó exitosa”. Hoy, la afiliada al Seguro Social se recupera satisfactoriamente en su domicilio.
Sentada en la sala de su casa muestra que la cicatriz que dejó su cirugía tiene forma de ‘U’. Tuvo que someterse a terapia de lenguaje para hablar sin dificultades. Lo mismo hace con su pierna, para caminar con normalidad.
En el Seguro Social se realizan al menos ocho tipos de cirugías plásticas para combatir tumores, malformaciones, fracturas de huesos de cráneo y cara, trastornos metabólicos y congénitos. Son para remodelar, reparar o reconstruir el párpado, por trastornos como traumas, ectropión (párpado hacia afuera), triquiasis (rozamiento de pestañas a córnea), separación de tumores benignos y malignos, señaló Rengel.
La reducción, aumento y reconstrucción de areola, pezón y mama están en la lista. Se dan por displasia e hipertrofia mamaria, que son el aumento o dilatación de los conductos de la mama, producto de cambios hormonales. Se suman tumores y malformaciones.
También se realizan escisiones de piel o tejido celular subcutáneo y reconstrucción de pared orbitaria, arcos, frente y complejo nasoetmiodal (defecto en cavidad nasal), por tumores lipomatosos o protuberancia de grasa. También por fracturas de huesos, según la Dirección del Seguro de Salud Individual y Familiar, del IESS.
El año anterior se practicaron 205 161 procedimientos quirúrgicos en la red interna del Seguro Social; de estas, 692 fueron cirugías plásticas, es decir, un 0,34% del total.
Jessica García es una afiliada de 40 años. Ella notó el año anterior una pequeña mancha en su mejilla. Al principio no le dio importancia, pero esta fue creciendo y se convirtió en una protuberancia que comprometía su visión. Se operó.
Jessica se ha sometido a cuatro cirugías de extirpación y reconstrucción de su rostro. Para hacerlo, los especialistas del Hospital Carlos Andrade Marín tuvieron que extraer un injerto de su cuello, para colocárselo en el rostro.
La mujer ya se encuentra en etapa de recuperación. Tiene que cuidarse del sol y en la alimentación. Además, debe acudir a los chequeos médicos.
Hoy, por ejemplo, tiene programada una cita con el especialista en el HCAM. En este centro se realiza desde cirugías menores, como incisiones de tumores pequeños, hasta más complejas, como transferencia libre de tejidos compuestos (microcirugías), que pueden tardar más de 10 horas.
En el mercado privado, el precio de una cirugía reconstructiva cuesta de USD 20 000 a 50 000. Las menores, 6 000.
En el 2018, el IESS -según sus cálculos- invirtió en la atención a sus pacientes USD 1 525 millones; en las cirugías plásticas sumó 436 453.
En otros hospitales públicos también se aprueban cirugías plásticas con fines médicos. Lo afirma Patricio Guijarro, tratante del Eugenio Espejo. “Se ayuda a recuperar las funciones de un paciente”.