En la av. Mariscal Sucre y Obizpo Díaz de la Madrid, cerraron la vía y quemaron llantas. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
Cierres viales. Violencia. Miedo. Agresiones. Intentos de saqueos. Fervor en los que protestan y en los que defienden sus casas. Así vivió la capital el décimo día de manifestaciones en rechazo a las medidas económicas anunciadas por el Gobierno el 2 de octubre. Quito ardió ayer (12 de octubre del 2019), el Día de la Interculturalidad.
El bloqueo en la ciudad fue total. 91 calles fueron cerradas según el reporte de la Agencia Metropolitana de Tránsito, entre ellas, las vías principales que cruzan de norte a sur, los accesos a la ciudad y las avenidas que conducen al aeropuerto Mariscal Sucre, en Tababela.
Hubo siete cruces en la av. Occidental, donde los manifestantes se tomaron la calle, encendieron llantas y con palos en mano obligaban a los conductores a detenerse.
En zonas más conflictivas como en los alrededores de la Casa de la Cultura, el Coliseo Rumiñahui y la Villa Flora, si los protestantes observaban taxis o buses, los apedreaban.
Tampoco hubo transporte público. El servicio municipal que durante los últimos 10 días trabajó donde fue posible hacerlo con 253 articulados en la Ecovía y en el trolebús, suspendió su operación a las 11:25.
Los negocios permanecieron cerrados. En sectores como la Villa Flora, manifestantes impidieron que los locales atiendan. Las puertas metálicas no se abrieron. En San Carlos y Cotocollao, patrulleros pasaron por las calles pidiendo a los dueños no atender.
En la av. Mariscal Sucre y Obizpo Díaz de la Madrid, cerraron la vía y quemaron llantas. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
Los chats comunitarios también sirvieron para alertar a la gente. En el de Las Casas los directivos recomendaban no abrir negocios y guardar los vehículos en los estacionamientos. En Los Cipreses, los vecinos se organizaron por WathsApp luego de que protestantes intentaron ingresar al barrio. La disposición fue clara: Si sonaba la alarma comunitaria, todos saldrían a la calle a defender sus casas. Con furia, los vecinos de la Interoceánica, sector Miravalle, salieron con palos de golf a defender sus propiedades.
En calles como la Colón, la 6 de Diciembre, la Wymper, la Coruña, la Versalles y La Gasca los negocios permanecieron cerrados o atendieron la mañana. Por allí pasaban camionetas con manifestantes.
Las grandes tiendas comerciales ubicadas en la República del Salvador y en la 6 de Diciembre cerraron al mediodía.
En el sector de El Arbolito los enfrentamientos entre indígenas y las fuerzas del orden continuaron. Desde la mañana de ayer, en las calles Gran Colombia, 12 de Octubre, Tarqui y 6 de Diciembre se vio un escenario de guerra. Las vías estaban llenas de piedras que formaban cercos para evitar el paso de vehículos. No solo había cercos sino ramas de árboles que se quemaban en hogueras para aplacar el gas lacrimógeno con el humo. El enfrentamiento fue intenso. Nuevamente gas, gritos, estallidos, humo…
En el interior del Ágora, los indígenas, en asamblea, determinaban acciones.
Incluso los centros de abastos cerraron. En los mercados de San Roque, La Magdalena, Chiriyacu, Solanda y Mena Dos se registraron incidentes. La Agencia de Comercio informó que a las 03:30 de ayer, tres camiones llegaron al mercado de San Roque con un grupo de 200 personas indígenas quienes les exigieron cerrar los puestos. Hasta el mediodía, solo cuatro, de los 29 mercados, trabajaron normalmente.
Hubo barrios que se quedaron sin agua. Los vecinos del sur de la ciudad comenzaron a reportar cortes en el servicio a partir de las 10:00. Slendy Cifuentes, moradora del Plan conjunto Chillogallo, logró llenar tres ollas con agua. La historia se replicó en El Calzado. Las tiendas estaban abarrotadas de quienes intentaban conseguir agua porque nadie había recolectado. También hubo quejas en el extremo norte, en Calderón, en Cristo Rey, la Ferroviaria y Tumbaco.
Carlos Uriarte, gerente general de Agua de Quito, aseguró que las plantas de tratamiento estaban militarizadas y que están trabajando al 100% de su capacidad. “La gente entró en pánico y está recolectando agua en abundancia, lo que baja los niveles en los tanques y el agua pierde fuerza”.
Hasta ayer, la empresa seguía produciendo, como habitualmente hace, 8 000 l/s. Las 20 plantas de tratamiento estaban operando con normalidad. Había brigadas inspeccionando las líneas de transmisión para asegurarse de que no existan daños en las tuberías.
El aeropuerto Mariscal Sucre no cerró operaciones, pero algunas aerolíneas anunciaron cancelaciones y se suspendieron las llegadas a Quito tanto de vuelos nacionales como internacionales.
El alcalde Jorge Yunda dispuso que 3 500 hombres, entre bomberos, agentes de tránsito, Policía Metropolitana y otras dependencias, salgan a las calles a defender las fuentes de agua y el Metro, e hizo un llamado al diálogo y a la paz.