David Villacís García
La clausura temporal de Teleamazonas es una medida arbitraria cuyo origen está claramente identificado: el Gobierno.
Pensar que existe independencia entre el Ejecutivo y la Superintendencia de Telecomunicaciones resulta ridículo. La institucionalidad es una de las tantas utopías de la “involución ciudadana”.
Volvemos a revivir aquellos tiempos en los cuales era costumbre cerrar los medios que disentían con el gobierno de turno; y lo más contradictorio es que aquellos vicios tiránicos, que parecían haber sido superados, vuelven a la palestra durante el gobierno de Rafael Correa, quien, como buen demagogo, habla de democracia y respeto a las libertades públicas, empero, a la hora de ser consecuente incumple su palabra.
El acoso gubernamental a los medios no es coincidencia por dos razones. La primera porque el “Lindo Canal” mantiene una línea editorial crítica. Y la segunda responde al estilo dictatorial y despótico con que se gobierna, lo cual se evidencia una y otra vez en su intolerancia a las opiniones ajenas.
La situación se agrava aún más cuando se pretende instaurar en el Ecuador una Ley Mordaza auspiciada por el Gobierno.
Obviamente, las voces críticas se hicieron escuchar de inmediato, lo cual obligó a que los asambleístas del oficialismo flexibilicen su posición y rectifiquen las atrocidades que habían planteado; ergo, cuando parecía que por fin se había alcanzado un consenso, la impertinencia gubernamental resquebraja aquel acuerdo con la censura.
Ante todo este desastre, expreso mi solidaridad con Teleamazonas, lo cual implica que protestaré -al igual que muchas personas- en las calles para que se respete nuestra libertad de expresión.